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Herejías” de la ciencia

 

El Observatorio de Sexualidad y Política está elaborando una serie de análisis que pueden favorecer el entendimiento sobre las motivaciones y efectos negativos potenciales de la visita del Papa Benedicto XVI a Brasil. Hoy el CLAM publica el segundoartículo.

Galileo, las células-tronco y las tecnologías reproductivas: las “herejías” de la ciencia según la Iglesia.

por Washington Castilhos

La tensión entre religión y ciencia se arrastra hace siglos. Según el físico Enio Candotti, presidente de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), “la rigidez de la Iglesia Católica con respecto al campo científico se relaciona con las épocas en que su centralidad se vio cuestionada”. Fue así que a fines del 1500, mientras el protestantismo ponía en jaque esa centralidad, el filósofo y científico italiano Giordano Bruno fue llevado a la hoguera por el Tribunal del Santo Oficio (la Inquisición) por defender la pluralidad de los mundos. Años más tarde el físico Galileo Galilei también sería condenado a retractarse públicamente de sus ideas y a prisión domiciliaria por sustentar que el sol era el centro del Sistema Solar y no la Tierra, como defendía la Iglesia.

Para Candotti, la Iglesia continúa desconociendo el mundo real como fuente de conocimientos razón por la cual se opone a la actitud científica de la búsqueda constante. “La ciencia es un sistema abierto e inacabado que busca constantemente entender el mundo. Por otro lado, de acuerdo con la lógica religiosa ya se sabe todo, todo está hecho y la verdad absoluta ya está revelada”.

La creación del mundo es un buen ejemplo de la ruptura entre la visión religiosa y la científica. Mientras la Iglesia defiende la narrativa bíblica de la creación –que el mundo fue creado en seis días y en el séptimo Dios descansó– la ciencia sustenta la teoría darwinista de la evolución de las especies y que el universo tuvo origen en una explosión inicial –la teoría del Big Bang.

“La Iglesia precisa revisar la idea del creacionismo”, observa el físico y astrónomo Ronaldo Mourao, fundador del Museo de Astronomía de Rio de Janeiro. Para él la Iglesia ya reconoció, por más que sea en entrelíneas, que la narrativa bíblica es simbólica. En la introducción de su libro, “Do universo ao Multiverso: uma nova visão do cosmos” (Editora Vozes), Mourão cita la frase dicha por Juan Pablo II en audiencia con los participantes de la Semana de Estudios sobre “Cosmología y Física Fundamental” de la Academia Pontificia de Ciencia: “Toda hipótesis científica sobre el origen del mundo, como aquella del átomo primitivo del cual derivaría el conjunto del universo físico, deja abierto el problema relativo al comienzo del universo […] La propia Biblia nos habla de origen del universo para precisar las relaciones justas del hombre con Dios y con el universo y no para presentarnos un estudio científico.”

Es necesario recordar que con relación a la Inquisición, el Vaticano solo “reconoció su error” casi diez siglos más tarde. Significativamente fue Juan Pablo II quien pidió perdón al mundo por los abusos cometidos por el Tribunal del Santo Oficio. A pesar de ese arrepentimiento tardío, vale decir que la Inquisición, de hecho, nunca fue extinta. En 1908 su nombre fue alterado para Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y fue presidida durante 23 años (en el período de Juan Pablo II) por el Cardenal Joseph Ratzinger, actualmente Papa.

El uso de embriones en debate

¿Una célula viva tiene la misma relevancia que un individuo?

Cuando todavía estaba al frente de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Ratzinger participó de la elaboración del documento “Instrucción sobre el respeto a la vida humana que nace y a la dignidad de la procreación”. Según dicta este documento, frente a Dios la vida tiene inicio desde la unión del óvulo con el espermatozoide, concepto utilizado por la Iglesia para condenar técnicas tales como la fertilización in vitro o el uso de células-tronco embrionarias para investigación y la despenalización del aborto.

El documento deja claro que los recursos médicos para vencer la esterilidad no deben separar “los aspectos esenciales unitivo y procreador” y critica procedimientos que usen el material de terceros (donadores de gametos) por considerarlos contrarios a la unidad del matrimonio. El centro de la crítica está en el problema del respeto a los embriones al considerar que “el ser humano debe ser respetado como persona desde el primer instante de su existencia” que, en base a esta línea de pensamiento, es el momento de la fecundación.

La Iglesia Católica condena los experimentos con embriones humanos (exceptuando las investigaciones en beneficio del embrión individual) apoyada en los argumentos desarrollados por los especialistas de la Academia Pontificia para la Vida. Se entiende que desde su concepción el embrión ya sería un ser humano pleno cuya vida debe ser respetada.

“Toda la posición de la Iglesia con relación a estos temas utiliza el lenguaje de la ciencia. Aplican la lógica de la Ciencia dentro de lo que están defendiendo, es decir, usar argumentos científicos a su favor. En el caso de las investigaciones con células-tronco, la Iglesia usa argumentos científicos para decir que el embrión donante era una vida, por lo tanto es un embrión que no se puede congelar”, analiza la socióloga Maria das Dores Machado, de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (ESS/UFRJ).

Según Enio Candotti, la definición religiosa del momento en que comienza la vida es arbitraria. “El concepto de comienzo de la vida osciló por siglos. Ellos ya consideraron que el feto tenía vida después de algunos meses. Son cosas que van actualizando”, revela. Para él no basta que dos células se unan. “Hay una serie de momentos que podrían ser considerados como el inicio de la vida. Un ser humano es muy complejo. Debemos considerar como legítimo el hecho de que algunas personas crean en la lógica religiosa, pero querer que todos sigan y se adapten a esas creencias es grave. Son afirmaciones que pueden sonar coherentes pero no pueden justificar políticas públicas. Aborto o células-tronco son cuestiones de salud pública.”

Científicos favorables al uso de embriones humanos para investigación argumentan que en el estadio inicial no habría un ser humano sino apenas un pre-embrión, un conglomerado de células que puede dividirse en más de un ser o cuyo desarrollo puede cesar. En este debate son propuestas varias teorías para explicar el inicio de una vida humana.

“Si la Iglesia Católica argumenta con la fecundación amparándose en la continuidad genética del individuo, otras tesis tales como el surgimiento de la línea primitiva (primordio de la médula espinal alrededor del 15° día), el surgimiento de la placa neural (primordio del sistema nervioso central), la adquisición de latidos cardíacos, la adquisición de la sensibilidad o el nacimiento con vida, también podrían ser consideradas. En fin, no hay una posición unívoca sobre el inicio de la vida humana y mucho menos sobre la condición de la persona humana”, analiza la investigadora del Núcleo de Tecnología Educacional para la Salud (NUTES/UFRJ), Naara Luna.

Para el médico sanitarista Sergio Rego, coordinador del Comité de Ética en Investigación de la Escuela Nacional de Salud Pública, ENSP, el mayor obstáculo es la visión conservadora de la vida social sustentada por la Iglesia. “No hay dudas de que hay vida en dos células que se juntan. Sin embargo, para la ciencia, el punto central es reconocer el momento en que esta vida es moralmente aceptable. ¿Una célula viva tiene la misma relevancia que un individuo?, cuestiona. “La búsqueda científica se concentra en encontrar soluciones concretas y viables. No debemos negar oportunidades a personas que potencialmente se beneficiarán un día con las investigaciones de células-tronco.”

“Ataques contra la vida”

La posición del magisterio de la Iglesia Católica sobre las nuevas tecnologías reproductivas corrobora su posición sobre anticoncepción, es decir, que los métodos contraceptivos que separan sexualidad y reproducción no son lícitos porque el acto sexual debe dejar siempre abierta la posibilidad de la procreación.

“La fertilización in vitro y sus correlatos sería condenable tanto por separar sexualidad de reproducción como por producir embriones humanos equivalentes a personas, según el entendimiento del magisterio católico, siendo que muchos de ellos no serán transferidos al útero materno sino descartados o mantenidos en suspenso a través de métodos de congelamiento”, dice Naara.

En su discurso a los participantes de la 13° Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, que tuvo como tema “La conciencia cristiana a favor del derecho a la vida”, Benedicto XVI colocó las nuevas tecnologías reproductivas en la lista de amenazas contra la vida. Ratzinger afirmó la necesidad de “admitir que los ataques contra la vida en el mundo entero se ampliaron y multiplicaron adquiriendo nuevas formas. Cada vez son más vigorosas las expresiones para la legalización del aborto en las naciones de América Latina y en los países menos desarrollados hasta con el recurso de la liberalización de nuevas formas de aborto químico, bajo el pretexto de salud reproductiva […] Al mismo tiempo, en los países más desarrollados aumenta el interés por la investigación biotecnológica más perfeccionada para instaurar vastas metodologías de eugenismo hasta la búsqueda obcecada del ‘hijo perfecto’, con la difusión de la procreación y de varias formas de diagnóstico que tienden a garantizar su selección. Una nueva ola de eugenesia discriminatoria encuentra consensos en nombre del presumible bienestar de los individuos […].”

Entre las formas de diagnóstico citadas por el Papa como “metodologías del eugenismo”, figuran recursos tales como el diagnóstico genético pre-implante, que permite identificar embriones portadores de alteraciones genéticas. “Los embriones portadores de enfermedades estarían destinados al descarte y no a la implantación en el útero, procedimiento este condenado por el magisterio de la Iglesia Católica como eugenesia. Solamente sería aceptable intervenir el embrión para su cura y preservación con vida. Algunas autoridades católicas comparan esos procedimientos al aborto eugenésico o a la anticipación del parto de un feto anencefálico”, observa la antropóloga.

De todos modos, recordando que en varios momentos de la historia la Iglesia fue obligada a reconocer sus errores y a hacer concesiones, Sérgio Rego afirma: “tengo una gran esperanza de que la toma de conciencia del Vaticano por los equívocos cometidos ahora se dé más rápidamente que con Galileo.”

Milagros de Fray Galvão: el uso de la ciencia

Uno de los puntos esenciales de la agenda brasileña del Papa Benedicto XVI será la canonización de Fray Galvão, el primer santo brasileño cuyos “milagros” pasaron el proceso de comprobaciones necesario para su santificación.

El texto del website oficial de la visita del Papa a Brasil explica a los lectores que “por milagro se entiende un hecho inexplicable por las leyes de la naturaleza, realizado por Dios por intermedio del Siervo de Dios. Ese milagro posee características de gran relevancia: debe ser un hecho, normalmente una cura, instantánea, perfecta, duradera y no explicable científicamente. Este supuesto milagro es analizado por una comisión de médicos del país que emitirán un dictamen encaminado al Vaticano. Una vez allí, el caso en cuestión será nuevamente estudiado por una comisión, generalmente formada por cinco médicos, que también emitirá su dictamen. Nótese que lo que realmente interesa de ese dictamen no es afirmar la existencia de un milagro, sino que se concluya la imposibilidad científica de la explicación.”

Lo que llama la atención en el proceso de canonización es que la legitimidad del milagro está dada exactamente por la imposibilidad de explicación científica del hecho milagroso. “Es interesante observar que, al invocar la ciencia para comprobar los milagros que producen santos, la Iglesia Católica deja transparentar su imaginario sobre los científicos: los que dicen la verdad en nombre de la naturaleza. Certificar milagros significa, que un científico afirme, a partir del conocimiento íntimo de la naturaleza, que un hecho determinado no tiene explicación según las leyes de la naturaleza”, analiza la socióloga Teresa Citeli de la Universidad de Campinas, Unicamp.

En el caso de Fray Galvão, el “milagro” fue garantizarle el nacimiento de un hijo saludable a una mujer que ya había tenido diversos abortos espontáneos. Según Teresa, la misma táctica de aproximación oportunista con la ciencia también es utilizada en el momento de argumentar sobre el inicio y el final de la vida, para oponerse a la contracepción, al derecho al aborto, al uso de células-tronco embrionarias y a la eutanasia.

Para Sérgio Rego, la contaminación del análisis científico con valores religiosos ha llevado históricamente a una visión opacada del campo científico. “No faltan ejemplos sobre el modo trágico en que la Iglesia Católica ha abordado el campo científico”, observa. Además, el científico considera que la Iglesia Católica consiguió diseminar sus propuestas morales utilizando estrategias de comunicación muy eficientes. Un ejemplo candente es la canonización de Fray Galvão que, desde su punto de vista, puede impactar negativamente en el debate político nacional: “la santificación de Fray Galvão se reflejará de manera general en el ‘ánimo’ católico. El resultado de este nuevo ‘ánimo’ dependerá de la centralidad de los mensajes del Papa y del modo en que esos mensajes sean divulgados. No me sorprendería un recrudecimiento de las acciones contra las libertades individuales y colectivas en nombre de los principios religiosos. Tanto en el Congreso Nacional como en el gobierno, existe un gran sector listo para atender las demandas de la sotana.”

Esta no es la primera vez que un Papa visita el país. Si la primera visita de Juan Pablo II en 1980 tuvo un efecto demoledor sobre la teología de la liberación, la segunda, en 1997, claramente implicó la ampliación de las voces e iniciativas contrarias al aborto. Teresa Citeli, si bien considera difícil hacer un pronóstico preciso de lo que puede suceder después de la estadía de Ratzinger, reconoce que el pasaje del actual Papa dejará un rastro más conservador aún. “Los grupos más reaccionarios en relación a la sexualidad y la reproducción pueden ganar algún impulso. Por otro lado, la defensa de esos derechos también está más estructurada y ciertamente sabrá responder a una posible resaca fundamentalista, miope y antidemocrática.”

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