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No alcanza con el nombre

Las múltiples formas de discriminación y violencia contra personas trans se encuentran entre las expresiones más insidiosas del heterosexismo. Aparte de los prejuicios sociales que, por ejemplo, les impiden acceder al mundo del trabajo formal, en el ámbito del Estado las travestis son constantemente maltratadas por la policía, el sistema educativo y el sistema de salud. “A todos los pacientes los llaman por el apellido menos a las chicas trans: las llaman por el nombre varón y luego por el apellido para ponerlas en ridículo delante de los otros pacientes”, cuenta la activista Pia Baudracco, coordinadora de ATTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros Argentinas) en entrevista publicada en El Teje (periódico travesti publicado en Buenos Aires).

El acceso a los servicios de salud es una de las situaciones donde la discriminación por orientación sexual e identidad de género se manifiesta de forma más evidente y con efectos más perjudiciales. Salvo en algunos servicios que han sido especialmente sensibilizados, las travestis y transexuales son marginadas como consecuencia de actos concretos de discriminación o evitan concurrir por anticipar un tratamiento hostil.

El 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) suprimió la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales, dando marco formal a los esfuerzos contra la homofobia médica y la discriminación sistemática contra lesbianas, gays y bisexuales. Por ello, cada año se celebra el Día Mundial contra la Homofobia y la Transfobia. No obstante, en determinados ámbitos todavía existe discriminación, muchas veces generada por las propias instituciones.

En su libro “La gesta del nombre propio, Informe sobre la situación de la comunidad travesti en la Argentina”, Lohana Berkins y Josefina Fernández han documentado esta clase de situaciones de discriminación que forman parte del día a día de las travestis. Desde su publicación en 2005, el panorama ha cambiado poco y las travestis siguen ocupando el escalón más bajo de la sociedad casi despojadas de su condición humana.

Al aprobar en 2007 la Resolución Nº 2359, el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires avanzó en el compromiso del Estado con el respeto de la diversidad sexual. La normativa tan sólo propone que, en el sistema de salud, las personas travestis y transexuales sean llamadas por el nombre que ellas elijan como propio y no por el que aparece escrito en su Documento Nacional de Identidad. En este mismo camino puede mencionarse el caso de Marcela Romero, líder travesti que después de 10 años de luchas en la justicia logró que el Juzgado Número 2 de San Martín aprobara su cambio de nombre, determinando que sea rectificada su partida de nacimiento. Marcela es presidenta de ATTTA, coordinadora general de la Red LacTrans y activista de la Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGTB).

A su vez, sigue a consideración del Congreso la denominada Ley de Identidad Género, presentada por la diputada Silvia Augsburger a finales de 2007, que permitirá a las personas transexuales cambiar sus datos registrales, tanto de sexo como de nombre, sin necesidad de recurrir a ninguna operación.

Diego Cao es integrante del equipo técnico de la Dirección Provincial de Igualdad de Oportunidades, organismo dependiente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, donde se concentra la mayor población del territorio argentino. En esta entrevista explica el rol que tiene la Dirección Provincial en la difusión de la resolución del Ministerio de Salud que intenta hacer efectiva la no discriminación de personas travestis y transexuales en el sistema de salud bonaerense.

¿Qué dice la resolución?

Que el personal, tanto médico como administrativo, de las distintas áreas del sistema de salud de la provincia de Buenos Aires llame a los pacientes por el nombre de elección, femenino o masculino, cuando se trate de travestis y transexuales. En concreto, señala que de acuerdo con la ley 13.175 –de acceso equitativo a los servicios de salud– “la concurrencia a los hospitales públicos por parte de personas travestis y transexuales da cuenta de la necesidad de adoptar medidas tendientes a respetar su identidad femenina y masculina”; párrafo seguido propone al personal de los nosocomios designar al paciente con el nombre que haya elegido. Además, existe la posibilidad de utilizar en la historia clínica y en la documentación hospitalaria un sistema que combine las iniciales de su nombre y apellido con la fecha de nacimiento, para evitar que se utilice el nombre que figura en el DNI.

¿Cómo surgió esta iniciativa?

Es importante resaltar que la iniciativa de promover esta resolución no surge ni del área de salud ni de derechos humanos sino de las organizaciones GLTTBI de la provincia de Buenos Aires que, por su trabajo, habían registrado casos de travestis y transexuales que no asisten a los hospitales públicos por temor a ser discriminadas. Sus organizaciones intentaron reunirse con el Ministro Mate y gracias a la persistencia de algunas, como Diana Sacayan del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), lograron ser recibidas por el entonces Ministro de Salud Claudio Mate. Las organizaciones se reunieron con el Ministro con una propuesta concreta: ser llamadas por su nombre. Mate aceptó y por ello el mérito es de las organizaciones.

¿Qué rol desempeña la Dirección Provincial de Igualdad de Oportunidades en la implementación de esta norma?

Enterados de la resolución, en la Dirección Provincial nos pusimos a trabajar en la difusión de derechos. A la hora de ponerla en práctica está claro el rol del Ministerio de Salud. En el caso de igualdad de oportunidades nuestra incumbencia es la promoción para que los ciudadanos y ciudadanas conozcan sus derechos.

¿Cómo es el proceso de diseminación de la resolución?

El Ministerio de Salud tiene su mecanismo; en nuestro caso hicimos material gráfico para entregar a la población objetivo. Distribuimos en los hospitales y centros de salud afiches haciendo difusión de la resolución y también entregamos a las travestis unas tarjetas donde se describen las principales características de la resolución. Además, en toda la folletería que hacemos están los teléfonos de la Dirección Provincial para aclarar cualquier duda o consulta que surja.

Durante el verano la Secretaría de Derechos Humanos tiene acciones específicas en la costa atlántica que hemos utilizado como piloto. La ciudad de Mar del Plata es nuestro piloto de verano; después llevamos las iniciativas al resto de la provincia. Este año la campaña de verano tuvo dos grandes ejes: uno la iniciativa del Equipo Argentino de Antropología Forense, el otro, el trabajo sobre cuestiones de identidad trans en “zonas rojas”. Trabajamos con la distribución del material impreso que fue muy bien recibido por muchas chicas que no estaban al tanto. Mar del Plata, a través del área mujer, tomó el tema. Van a imprimir ellos una versión del material gráfico para garantizar su difusión todo el año.

Entonces ahora el sistema de salud llama a las personas por su nombre de elección pero ¿qué pasa con lo que se escribe, con las recetas?

La resolución en su artículo segundo dice que la historia clínica y toda documentación que extienda el sistema de salud debe llevar los datos personales que constan en el documento de identidad, salvo que la persona de identidad travesti y/o transexual decida utilizar un sistema que combine las iniciales de su nombre y apellido, día y año de nacimiento.

La Secretaría de Derechos Humanos se propone contribuir para el goce de una ciudadanía plena que deje de estar basada en códigos binarios, fundamentados en la supuesta inapelabilidad biológica, instituyendo jerarquías y desigualdades, que han sido consagradas como legales a través de la normativa estatal, negando el derecho de identidad sexual e identidad y expresión de género a un número considerable de personas que no quieren ni pueden ser encasillados en este orden.

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