La gripe A tiene muchos más efectos que la cantidad de enfermos y muertos. Mujeres que hacen malabares para estar con sus hijos e hijas encerrados en la casa, sin clases, ni paseos. Trabajadoras que no pueden abandonar su rol ni dejar a niños y niñas en la escuela. Embarazadas asustadas y vulnerables. El 25 por ciento de la población sin agua de red y muy lejos de la recomendación de lavarse las manos a menudo (ni hablar de embeberse en gel de alcohol). Cartonera/os, presas/os y chicos/as que comen en comedores escolares o sociales y están más expuestos a la enfermedad, aun cuando no se los nombre. Efectos colaterales de una pandemia que encontró el pasto seco necesario para arder.