La sexualidad humana se encuentra regulada por diversos mecanismos de control y poder, los cuales al interactuar configuran el sistema sexo-género binario. Este sistema se caracteriza por una lógica dicotómica, jerárquica y antagónica, en el cual sólo se valida la existencia del hombre y mujer heterosexuales. Por tanto el sistema sexo-género actual menoscaba, invisibiliza y excluye a las sexualidades no heterosexuales, repercutiendo negativamente en el psiquismo de las personas lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTB).