Por primera vez se autoriza a un varón trans el cambio de su identidad registral sin obligarlo a someterse a pericias médicas o psicológicas, y garantizando su derecho a optar por una cirugía parcial en un lugar adecuado para el cuidado de su salud y atendiendo sólo a la autonomía de quien demanda. Con este fallo del juez Roberto Gallardo, que cita por primera vez los Principios de Yogyakarta –una serie de principios para aplicar la legislación internacional de derechos humanos a las cuestiones de identidad de género y orientación sexual–, se afianza la jurisprudencia y queda de manifiesto, otra vez, la necesidad de una ley que no obligue a judicializar la historia de vida para que cada quien pueda ser quien es en todos los ámbitos