Las escuelas públicas de la ciudad argentina de San Salvador de Jujuy permanecieron abiertas durante los días 14, 15 y 16 de este mes para albergar en sus aulas a los talleres del XXI Encuentro Nacional de Mujeres.
Ese fin de semana, que en Argentina se celebraba el “Día de la Madre” y más de quince mil mujeres de todo el país, algunas de ellas madres, emprendieron un largo viaje, como lo hacen desde hace más de veinte años, para encontrarse con sus pares en un espacio caracterizado por el pluralismo y el intercambio de ideas sobre aquellos temas que figuran en la agenda del movimiento de mujeres de ese país.
Las mujeres llegan al encuentro solas, con organizaciones barriales de distinta extracción, de la mano de las Secretarías de mujer y género de los gremios y sindicatos, con los partidos políticos de la izquierda, con organizaciones de estudiantes, de desocupados, de feministas, de lesbianas y de trabajadoras sexuales.
En el marco del encuentro y después de la apertura oficial a cargo del Comité Organizador del Encuentro, comenzaron a desarrollarse los 48 talleres que estaban en el programa y algunos otros que se organizaron espontáneamente lo que da cuenta de la diversidad de temas que cada año encuentran un espacio de discusión. Entre estos últimos, el taller sobre “Mujer y Discriminación” que fue organizado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) a cargo de su presidenta María José Libertino.
En la tarde del sábado comenzaron a funcionar los talleres que se extendieron hasta el domingo contando con la asistencia de participantes llegadas desde todas las provincias del país. Como es habitual en los Encuentros, algunos talleres captaron la mayor cantidad de participantes. Los más concurridos y donde se desarrollaron las discusiones más polémicas fueron “Mujer, anticoncepción y aborto” y “Estrategias para el acceso al aborto legal”. Antes de comenzar, las coordinadoras tenían como misión explicar el fin del taller y de esa forma desalentar la participación de las mujeres alineadas en los denominados grupos “pro-vida”, es decir, aquellos que no están de acuerdo con la legalización del aborto. Las puertas de las aulas se abrieron nuevamente y con la salida de “las pro-vida” el resto de las mujeres comenzaron a tomar la palabra en la línea del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Uno de los temas que aparecieron en estos talleres fue el del acceso desigual y la vulnerabilidad en razón de diferencias de clase social, uno de cuyos ejemplos más contundentes es la existencia de clínicas clandestinas donde se practican abortos a mujeres cuyos recursos económicos se lo permiten. Diferente es la suerte de las mujeres de bajos recursos que al momento de intentar acceder al aborto pueden ser encarceladas, lo que pone en evidencia el hecho de que la clandestinidad afecta a todas pero especialmente a aquellas más pobres. En ese debate fue mencionada la necesidad de promover los derechos de las mujeres en un marco donde la ley permita, la mujer decida y la sociedad acate.
Como muestra clara de apoyo a la Campaña nacional por el derecho al aborto libre, seguro y gratuito pudo verse por las calles de la ciudad a la adolescente con problemas mentales que recientemente accedió al aborto después de ser violada, caso contemplado por el Código Penal argentino, que no obstante requirió un fallo a favor de la Corte de Justicia de la provincia que se pronunció avalándolo. Ella llegó desde la provincia de Buenos Aires acompañada por su madre, para respaldar con su presencia a la Campaña y sus integrantes, quienes facilitaron el aborto al confrontar los recursos de amparo que habían sido presentados en su contra.
Visita a Romina Tejerina
Culminada la primer jornada de talleres, la próxima actividad del Encuentro fue la visita a la cárcel, en las afueras de la ciudad, donde cumple su condena Romina Tejerina. Se trata de una joven de 22 años condenada en el año 2005 por un tribunal de la provincia anfitriona a 14 años de prisión por haber matado a la hija que había dado a luz, producto de una violación no reconocida por la justicia, que tampoco reconoció como “estado de emoción violenta” a la situación que guió sus actos. Desde el interior de la Unidad Penitenciaria N° 3 llegó una carta en la que ella agradecía la presencia y el apoyo de las mujeres. La carta fue leída por su hermana Mirta, quien actuó de intermediaria entre Romina y la multitud de mujeres reunidas para pedir por ella. La libertad para Romina ante su injusta encarcelación fue el motivo para que el año pasado en el Encuentro de Mar del Plata fuera elegida por aclamación la provincia de Jujuy como sede del encuentro de este año. Las consignas más cantadas fueron “alerta, alerta, alerta que camina, mujeres defensoras de Romina Tejerina” y “a los violadores, la cárcel ya, y a la Romina, la libertad”.
La marcha
El domingo por la tarde, al finalizar los talleres, llegó la hora de la movilización de cierre en la que las participantes recorren, año a año, las calles de la ciudad anfitriona con rumbo desconocido. La marcha ocupaba más de quince cuadras y en ellas se congregaban los distintos grupos de mujeres que participaron del Encuentro. Los más numerosos eran: Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la organización barrial “Tupac Amaru” vinculada a CTA, el partido Polo Obrero, el partido Movimiento Socialista de Trabajadores (MST), el movimiento “Pan y Rosas” y la Campaña nacional por el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, entre otros. Las consignas tradicionales de las marchas de los anteriores encuentros, vinculadas a la despenalización y acceso al aborto libre, seguro y gratuito, se mezclaron con la consigna “Ahora, ahora resulta indispensable aparición de López y castigo a los culpables”. Jorge Julio López estuvo detenido y desaparecido durante la última dictadura militar, que se extendió en Argentina entre 1976 y 1983. Hace ya un mes volvió a desaparecer luego de ser uno de los principales testigos en el juicio contra el ex represor Miguel Etchecolatz, quien fue condenado en ausencia del testigo clave.
El lugar de finalización de la convocatoria era un auténtico misterio y se corría el rumor de que la Comisión Organizadora había “arreglado” con representantes de la Iglesia Católica local para que la movilización no pasara por el frente de ninguna iglesia. Después de recorrer muchas cuadras de la ciudad, la marcha finalizó frente a la vieja estación del ferrocarril, donde se había iniciado, confirmando la sospecha de que no llegaría a la catedral de la ciudad. Fue el momento en que un grupo de mujeres, las más jóvenes, se desprendió de la multitud y partió hacia la “Plaza Belgrano” para ubicarse frente a la Catedral con las consignas a favor del aborto, donde las esperaba un cordón humano de hombres y mujeres que, orando, custodiaban la iglesia. El encuentro de las dos visiones, la del movimiento de mujeres y de la iglesia, generaba un bullicio en el cual se distinguía la consigna “si el Papa fuera mujer, el aborto sería ley”. A diferencia de otros encuentros, no hubo enfrentamiento entre mujeres y católicos, más allá de la improvisada ‘guerra de canciones’. Algunas mujeres antes de partir mostraron su cuerpo desnudo a los fieles, quienes sumidos en la oración no se inmutaron.
Conclusiones y cierre
El lunes por la mañana en “La Vieja Estación” se realizó la lectura de las conclusiones de cada uno de los talleres y subtalleres pautados en la programación y de otros que surgieron de las propuestas de las propias participantes.
La cantidad de asistentes al plenario de cierre no reflejó la concurrencia que había logrado el Encuentro en los días previos y el apoyo al aborto legal representado en el pensamiento de la mayoría, a pesar de no poder estar presentes en la lectura de las conclusiones. Muchos grupos ya estaban emprendiendo su largo regreso a casa y eso dio lugar a que “las pro–vida” locales se hicieran notar aún con más fuerza, momento en el cual surgió espontáneamente en las voces de las mujeres presentes el cántico de “que momento, que momento, a pesar de todo les hicimos el encuentro”.
El acceso a la anticoncepción y el aborto fueron los temas que generaron mayor apoyo en todas la comisiones. Se avanzó en las estrategias para la despenalización del aborto, las cuales no pueden dejar de lado la igualdad de todas las mujeres frente a la ley, en el marco de un estado laico, como propuso una de las subcomisiones.
Las participantes del taller de “Trabajadoras sexuales” solicitaron a las organizadoras que el nombre sea cambiado por “Mujeres trabajadoras” al tiempo que denunciaron los ataques que sufren y las detenciones arbitrarias de las que son víctimas por parte de la policía.
En “Mujer y Lesbianismo” se propuso la construcción de un sindicato de lesbianas a nivel nacional que atienda sus necesidades, a propuesta de las integrantes de Tupac Amaru, sindicato autónomo. También solicitaron que las lesbianas tengan acceso igualitario a la adopción y a la fecundación asistida.
En las conclusiones de algunos talleres también surgieron reclamos gremiales como los de docentes y del sector de la salud, junto con el reclamo de quienes integraron el taller sobre pueblos originarios.
En la lectura de las conclusiones quedo claro que la presencia de la iglesia fue más fuerte que en otros encuentros y que sus miembros tuvieron la capacidad de mezclarse en los distintos talleres, generando división a la hora de las conclusiones, con un sello antiaborto, en contra de la educación sexual y proclamando un modelo de familia tradicional, donde “ambos padres estén presentes”.
Finalmente a la hora de elegir cual sería la próxima sede se hizo realidad el rumor que anticipaba que para el desarrollo del XXII Encuentro Nacional de Mujeres sería elegida la provincia de Córdoba . A favor de Córdoba merece destacarse que el movimiento de mujeres de esa provincia es uno de los más fuertes del país y que seguramente no cederá a las presiones de la Iglesia Católica.