Después de que el gobierno del presidente de Ecuador, Rafael Correa, logró la aprobación de una reforma constitucional, la Iglesia de ese país, con monseñor Arregui a la cabeza, reaccionó fuertemente al considerar que la reforma es favorable al aborto y al matrimonio de parejas del mismo sexo. Por medio de un llamado a defender la vida y la familia conformada por un hombre y una mujer, la Iglesia católica ecuatoriana ha logrado convocar a numerosos y furibundos manifestantes. Ante las críticas el presidente Correa negó que el propósito sea aceptar el matrimonio y la adopción de hijos para parejas del mismo sexo. En cambio declaró públicamente estar a favor del reconocimiento de los derechos patrimoniales de estas parejas que tengan una relación estable.