La apuesta comunicacional en las principales calles de Santiago ha sido calificada de «rupturista» y audaz» por la prensa, de «excelente y grandiosa» por quienes desean un país menos discriminador y de «asquerosa y tramposa» por los sectores homofóbicos. El debate se instaló y para ello las minorías sexuales se prepararon durante meses, analizando día y noche sobre cuáles mensajes e imágenes transmitir.