Un derecho esencial como es el ejercicio de la sexualidad se convierte en un “premio” dentro de una cárcel, una irregularidad que debe preocupar a un país con una de las tasas más altas de reclusos en el mundo, después de Estados Unidos.
Un derecho esencial como es el ejercicio de la sexualidad se convierte en un “premio” dentro de una cárcel, una irregularidad que debe preocupar a un país con una de las tasas más altas de reclusos en el mundo, después de Estados Unidos.