Estratégicamente, a lo largo del año pasado, las historias de amor entre personas alumbraron la discusión que terminó con la modificación de la ley de matrimonio. Otras historias quedaron a oscuras, silenciadas, tal vez para evitar que inviten al prejuicio. Pero ni la oscuridad ni el silencio evitan que existan relaciones violentas también entre gays y lesbianas, sólo hacen que sea más difícil pedir ayuda.