Lo siento por los homofóbicos, por todos. Lo siento por los que caminan camándula en mano, pidiendo perdón por sus pecados y ayuda del Altísimo, mientras atacan las libertades humanas del prójimo. Lo siento por aquellos que se creen tan perfectos como Dios cuando no son más que un manojo de odios, miedos y prejuicios. Lo siento por aquellas tontas de peluquería fina, que juegan a ser amigas de la loca que les estira el pelo, pero por dentro sienten lástima de su condición. Lo siento por aquellos que creen saber lo que es el orden natural, cuando el mundo está hecho por un divino desorden natural.Lo siento, porque así le enciendan una vela al Procurador Ordóñez, la Corte ya se pronunció. Dicho fallo le exige cambios en las mentes a los más obstinados y conservadores: dos mujeres o dos hombres también son familia.