CLAM – ES

Hacia el XII Encuentro Feminista

El pasado 11 de mayo en la Universidad Nacional de Colombia, se realizó un balance sobre los encuentros feministas latinoamericanos y del Caribe, con el fin de analizar algunos debates internos y aportar para la construcción del XII Encuentro, que se realizará en Colombia en el año 2011.

El encuentro, moderado por la profesora Mara Viveros, tuvo como disertantes a Dora Isabel Díaz (Directora de la Escuela de Estudios de Género), Ochy Curiel (Profesora de la Escuela de Estudios de Género), Beatriz Quintero (Red Nacional de Mujeres) y Carolina Rodríguez (Escuela Feminista, Universidad Nacional de Colombia), todas activas participantes en ese proceso.

El debate, que tuvo como punto de partida la realización del Encuentro Autónomo Feminista, días previos al XI Encuentro Feminista Latinoamericano, estuvo centrado en evaluar cuál es la propuesta política que plantean los encuentros feministas y cómo se ha avanzado conceptual, política y metodológicamente. Discusiones clásicas del movimiento feminista como la cuestión de la autonomía y la definición del sujeto político del feminismo emergieron intensamente en el debate.

Encuentro intergeneracional

Un elemento interesante del debate fue el encuentro generacional, tanto de las expositoras como del auditorio formado por feministas históricas y feministas jóvenes, que incursionan tanto en los estudios como en la militancia feminista. En opinión de Carolina Rodríguez, Joven feminista del colectivo Escuela Feminista de la Universidad Nacional de Colombia, el encuentro feminista autónomo se ha convertido en un espacio de disidencia y de crítica con relación a la institucionalización del movimiento feminista, su relación con el Estado y con las agencias de cooperación internacional. Rodríguez declaró que comparte los postulados del Encuentro con respecto al feminismo como un paradigma de transformación social, de lucha contra las instituciones que oprimen a las mujeres de diferentes formas y no un como simple movimiento reformista. Es necesario rescatar el carácter transgresor de esta propuesta política.

Concretamente, en relación con el XI Encuentro Feminista, Rodríguez se refirió a las dificultades en el acceso como una muestra de la institucionalización de ese espacio, específicamente los inconvenientes económicos de las mujeres de clases populares y de las jóvenes para pagar la inscripción y para conseguir una visa, cuestiones que muestran desigualdades entre mujeres no tenidas en cuenta a la hora de organizar un encuentro como éste.

Sobre el XI Encuentro, la profesora Ochy Curiel destacó como positiva la mayor presencia de indígenas y afrodescendientes y lo interesante que fue la parte cultural del evento. Sin embargo, insistió que el tema del racismo no tiene un lugar suficiente de discusión en los Encuentros, y que en este último no se debatieron cuestiones fundamentales como cuál es la respuesta del feminismo ante la crisis mundial, cuál es el sujeto contemporáneo del feminismo o cómo descolonizar algunas de las propuestas del movimiento y de las feministas.

Los Fundamentalismos: ¿tema para un encuentro feminista?

Hubo entre las expositoras un consenso sobre lo inoportuno que les resultó el tema de los fundamentalismos como tema del encuentro. A propósito, Rodríguez mencionó que escoger el tema del fundamentalismo fue desacertado, ya que “es una categoría que invisibiliza otros problemas sociales y trata de reemplazar categorías propuestas por los estudios feministas para hablar de la opresión de las mujeres”.

Beatriz Quintero, de la Red Nacional de Mujeres, expuso su experiencia de estar en los Encuentros feministas y resaltó la importancia de que haya debate, siempre y cuando se haga de la mejor manera, con respeto y con cuidado con las otras.

Para ella, el foco en los fundamentalismos fue un error pero lo asume como una equivocación, un desacierto y no algo intencionado, ni una imposición de entes transnacionales, de donantes o de otras agendas. Quintero considera que la intención fue vincular los fundamentalismos con categorías como patriarcado y pensar en éstos como un fenómeno que no se refiere sólo a la religión. Esto, sin embargo no se logró porque las plenarias no permitieron avanzar ni teórica ni políticamente.

A su vez, Ochy Curiel señaló que el tema de los fundamentalismos fue “preocupante no sólo por haber sido impuesto, sino porque se convirtió en una manera de negar y descalificar la diversidad y la disidencia de las feministas de la región, al señalar que toda disidencia es fundamentalista.”

Entre el público asistente también hubo intervenciones sobre el tema como “pertinente pero mal enfocado”. La profesora Juanita Barreto declaró que la reflexión sobre el fundamentalismo es importante ya que “ninguna propuesta política, incluido el feminismo, puede imponerse o ser dogmático”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el contexto actual de las relaciones internacionales, el fundamentalismo ha sido usado para calificar posturas contrarias o las posturas radicales y eso es preocupante. Barreto también planteó una cuestión central para la discusión como lo es nombrar esas diferentes posiciones. En todo caso, dijo “necesitamos ciertos consensos, pero saber cuáles son esos consensos, no es sencillo”.

La cuestión de la autonomía

Por su parte la profesora Ochy Curiel, una de las organizadoras del Encuentro Autónomo Feminista, explicó en qué consisten las críticas con relación a la institucionalización del movimiento feminista. Curiel comenzó su exposición explicitando su lugar de enunciación como mujer, afrodescendiente, artista, académica y lesbiana feminista.

En primer lugar se refirió al Encuentro Autónomo, celebrado en marzo de este año en la ciudad de México y que contó con la participación de 180 mujeres, “una reacción a las lógicas capitalistas y manipuladoras del XI Encuentro Feminista Latinoamericano”. Este evento se ha convertido en un espacio de reflexión sobre el futuro del movimiento feminista latinoamericano, especialmente con relación al tema de la autonomía, añadió.

Curiel insistió en la importancia de la autonomía para el feminismo y los modos en que se ha ido modificando con el devenir histórico de ese movimiento social. Desde las ilustradas y su enfrentamiento a la lógica masculina de la revolución francesa, en diversas manifestaciones históricas han estado presentes diferentes expresiones de autonomía como los grupos de autoconciencia, la definición de la política de lo personal de los años 70 y la retirada de muchas feministas de los partidos de izquierda en los años 80.

También señaló los antecedentes en diversos encuentros del actualmente llamado feminismo autónomo como una crítica a la dependencia y cooptación de la financiación internacional, como el Banco Mundial y el BID, que despolitizaron las propuestas feministas, promoviendo proyectos globales que generan pobreza no sólo a las mujeres si no a los demás habitantes. Según Curiel, el feminismo autónomo apuesta por una concepción transformadora y no sólo reformista de la sociedad. Hay espacios en los que por coherencia algunas mujeres feministas optan por no participar porque riñen con los postulados del movimiento al cual pertenecen. Porque, como expuso, “la cuestión fundamental con relación a la autonomía tiene que ver con la profundización del neoliberalismo, la militarización, las desigualdades sociales y la concentración sobre la propiedad de la tierra en la región, cuestión que debe ser central en feminismo latinoamericano.”

Por otro lado, la profesora se refirió a la parte de recursos económicos invertidos en el encuentro –USD $ 733.195– cuestión que calificó como “desproporcionada y una vergüenza ante la situación de la pobreza de las mujeres en el mundo.”

Al respecto, Beatriz Quintero advirtió que la autonomía es un tema muy presente en el desarrollo de los movimientos feministas. Las relaciones con el Estado son complejas y no es apropiado hacer una lectura binaria del asunto colocando en veredas opuestas a aquellas consideradas feministas autónomas y las que no lo son. Para Quintero es preferible tener mujeres feministas en el poder a que no haya ninguna, sin que esto signifique la falta de control social desde los movimientos sobre su gestión. Es recomendable también la existencia de centros de investigación que trabajen sobre temas de género en las universidades y en las instituciones públicas institucionalidad. La acción de ellas en esos espacios a veces es limitada pero se van generando cambios con saldos muy importantes en la transformación social.

El feminismo necesita de todas las feministas: las radicales, las académicas, las más institucionalizadas, concluyó la activista. La división suele generar debilidad, siendo que hay puntos comunes muy importantes compartidos por la diversidad de feminismos, en relación con la equidad entre hombres y mujeres y el tipo de sociedad democrática al que se aspira.

Sobre la cuestión de la autonomía del proyecto feminista frente a otros proyectos y frente a la institucionalidad, Dora Díaz insistió en que es una tensión que se ha ido transformando. “En un primer momento la tensión principal era con los partidos de izquierda y la cuestión de la doble militancia. En el presente ésta se identifica mejor en la relación con la institucionalidad: Estados, ONGs y agencias de cooperación internacional, en relación con la implementación de políticas públicas y las propuestas sobre desarrollo, cuestión relacionada con el debate sobre la financiación e institucionalización de los estudios de género y feministas”.

Varias de las intervenciones del público se refirieron también a la necesidad de complejizar más la discusión de la autonomía, retomando el argumento del modo en que lo planteó por ejemplo Florence Thomas, sobre el modo en que la vinculación y la presencia de feministas en el Estado y otras instituciones hizo posible logros muy importantes para los derechos de las mujeres, como la consolidación de políticas públicas, señalando además que ‘estar dentro’ también es muy difícil.

Asimismo, otras llamaron la atención de que las preguntas propuestas por las llamadas feministas autónomas eran pertinentes y no debía ser tomado como un simple separatismo sino como un llamado crítico sobre algunos riesgos de un proyecto político muy valioso. Al respecto, la despolitización de la agenda feminista en función de la agenda de la cooperación internacional, la ‘ongización’ del movimiento y la falta de crítica con respecto a fenómenos como el neoliberalismo, fueron considerados como problemas a ser pensados.

Sujetos posibles

En relación con la discusión sobre el sujeto político del feminismo Ochy Curiel aclaró que es consciente de que el sujeto del feminismo se ha ampliado históricamente. Precisamente las feministas negras y las tercermundistas han aportado mucho al respecto. La inclusión de las mujeres trans requiere de un debate que debe hacerse con argumentos profundos, “la cuestión no es si entran o no, sino cómo se insertan en un proyecto político feminista. De antemano, no estoy en desacuerdo, además son ellas las que deciden si se incluyen o no en la agenda de las mujeres”.

En este mismo sentido, Quintero señaló que es un tema importante e interesante de discutir. “Ni el tema ni las trans está fuera de lugar en los Encuentros Feministas, como algunas piensan. Es un tema que refresca el movimiento, que lo amplía, más aún cuando son seres humanos que han tomado una decisión de desplazarse en el orden del poder hacia una posición de subordinación. Es necesario hablar con ellas, aunque admito la complejidad del debate”, puntualizó.

Carolina Rodríguez manifestó las preocupaciones de cómo se va a definir el sujeto político del feminismo con la presencia de personas trans en el movimiento. En su opinión, si bien las personas trans son oprimidas por los mismos sistemas, «es diferente lo que les pasa a las mujeres. El sujeto del feminismo son las mujeres y aunque hay que articular luchas con otros sectores no es el Encuentro feminista el espacio para hacerlo”, explicó.

Balances del debate

Mara Viveros, coordinadora del debate, finalizó recogiendo algunos puntos comunes de la discusión, destacando que “el movimiento feminista ha sido un movimiento históricamente autocrítico con una historia muy rica que sin duda puede ser inspirador para otros movimientos sociales”. La teoría feminista, además, ha avanzado de una manera muy importante y ha hecho aportes fundamentales a la teoría social.

En un balance de cómo se ha avanzado conceptual y metodológicamente, la profesora Dora Díaz apuntó la importancia de pensar que no hay “una” propuesta política feminista, sino varias propuestas desde diversos feminismos. “Quizá podamos hablar de una propuesta política multidimensional. Profundizar más en esas particularidades es un reto de investigación”, puntualizó. Al respecto, Beatriz Quintero resaltó la relevancia de posiciones teóricas emergentes como la inclusión en los debates de análisis apoyados en la teoríaqueer. Un punto destacado también por Viveros es que las preguntas y críticas planteadas a los Encuentros Feministas son bienvenidas, ya que es importante una alerta permanente sobre las prácticas políticas y un sentido autocrítico. “Los dilemas no están resueltos totalmente y eso significa asumir el feminismo no como algo dado, sino como un proyecto, como una alianza política posible”.

Por otro lado, Carolina Rodríguez hizo referencia a la alerta de algunas feministas ante el hecho de los Estados nacionales y agencias internacionales estén usando el discurso y las categorías del pensamiento feminista, a la vez que generan opresión contra las mujeres.

En relación con la metodología de los Encuentros, Quintero aconsejó su revisión, señalando que son demasiados los talleres. Por ejemplo, explicó, “hubo varios talleres separados de aborto, siendo más enriquecedor comparar experiencias y analizar estrategias de diferentes países en un mismo espacio”. A su vez, resaltó el espacio artístico como un elemento muy interesante pero poco aprovechado del evento. Había propuestas artísticas que superaban, conceptual y políticamente, a los debates que se daban en los espacios de discusión del encuentro.

Finalmente en su presentación, Dora Díaz resaltó los avances visibles desde el I Encuentro Feminista Latinoamericano, realizado en Bogotá en el año 1981. Entre los más relevantes pueden contarse los aportes al desarrollo de la teoría feminista, palpables en la reflexión sobre las relaciones de poder entre mujeres y la relación de las jerarquías de género con otras formas de jerarquización social; la riqueza de una posibilidad de intercambio de experiencias y conocimientos, como la solidaridad internacional en relación con el retroceso en los logros sobre DSR, especialmente en relación con la liberalización del aborto; y la posibilidad de alianzas políticas con otras poblaciones y movimientos sociales.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *