Cuando entre en vigencia la ley, el asesinato de una mujer a manos de la pareja actual o anterior será castigado con penas que van de 15 años a presidio perpetuo calificado. La señal es relevante si se considera que en Chile se comete un femicidio cada semana y una de cada tres mujeres dice haber sido víctima de violencia de parte de su esposo o conviviente.