Se suponía que iba a ser uno de los días más inolvidables de su vida, pero tan pronto se supo que la adolescente Constance McMillen (17) asistiría a su fiesta de graduación con su novia, se desató la bomba y su escuela hizo lo posible para prohibir su ingreso. A tal punto, que incluso le dieron una dirección falsa para que nunca llegara al evento.