La plaza San Martín fue el lugar escogido por Pedro Lemebel para nuestro encuentro. Instalados en un bar, donde ‘rolear un huiro’ en la mesa no atrae miradas, se inicia la conversación comentando que -a propósito de lo peligroso que es el amor-, en la mayoría de historias, como El beso de la mujer araña, «la loca siempre termina muerta».
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