Que en la última Marcha del Orgullo Lgbtiq –lésbico, gay, bisexual, trans, intersex y queer– se haya incorporado, entre otras, la demanda por el acceso al aborto legal no tiene que ver sólo con la insostenible postergación de este debate en ámbitos legislativos donde ya se han conseguido logros históricos como la ley de identidad de género o el matrimonio y la filiación plena para parejas del mismo sexo. Habla también de una alianza estratégica e histórica entre el feminismo y los distintos grupos que se identifican con la disidencia sexual y que en nuestro país tiene un germen definido en el Grupo Política Sexual, impulsado, entre otros, por el poeta, ensayista y militante del deseo Néstor Perlongher. Al calor de las discusiones de GPS, donde la revolución sexual y la revolución socialista competían entre sí y se retroalimentaban, nació un documento pionero que aquí Las12 reseña en exclusiva.