La píldora anticonceptiva tiene 50 años y yo casi 70. Significa que las mujeres de mi generación estábamos en nuestros veinte cuando oímos hablar de ella por primera vez. Veintiocho pildoritas de colores, cada una correspondiente a un día del mes lunar, bien ordenadas en unas cajitas con nombres extraños para nosotras. Nombres asignados por los laboratorios farmacéuticos. Veintiocho píldoras que revolucionarían poco a poco nuestras vidas y transformarían nuestra manera de existir. Hacían parte de esta contracultura de los años 60 y nos iban a permitir hacer el amor y no la guerra. Let it be era nuestra canción.