La mujer padece una cardiopatía congénita, que se agravó con su embarazo. Los médicos de un hospital de Entre Ríos concluyeron que debía hacerse un aborto terapéutico, contemplado por la ley. En el momento en que estaba entrando al quirófano, irrumpió un médico ajeno a la institución, conocido por su militancia antiabortista en la capital entrerriana, que amenazó a sus colegas con denunciarlos si seguían adelante con la práctica indicada y la interrupción legal del embarazo se suspendió.