Una cárcel de varones es el destino para las travestis que han delinquido. Así lo dispone el sistema penal, indiferente a lo que puede provocar un cuerpo femenino en un lugar (de encierro) donde la violencia sexual es un modo de disciplinamiento y control. Claudia Baudracco es la primera travesti que denunció haber sido violada, en el mismo hecho, por siete agentes penitenciarios. Pero sigue en el mismo penal, solo que como “protección” la aislaron y le cortaron su derecho al estudio.
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