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Colombia: desafíos feministas

El Colectivo Feminista Proyecto Pasos es una organización social colombiana conformada por mujeres y hombres de diversas disciplinas comprometidos con la transformación de las desigualdades, las discriminaciones de género y las injusticias socio-económicas vividas por los sectores populares y campesinos, en particular, por las mujeres.

El Colectivo se organizó en el año 2000 y desde entonces ha desarrollado estrategias de investigación sobre la realidad que viven mujeres de sectores populares, mujeres privadas de la libertad y mujeres afectadas por el conflicto armado interno. También aporta al fortalecimiento de las iniciativas organizativas y procesos colectivos de las mujeres, motivando reflexiones sobre su identidad y sus condiciones de vida que les proporcionen herramientas políticas para la transformación de éstas.

¿Qué desafíos se imponen a la mujer en lo que respecta a sus derechos sexuales y reproductivos –principalmente en materia de la despenalización del aborto– frente a un 8 de marzo más? ¿En su país, qué avances fueron alcanzados en esta discusión?

Para nosotras, continúa siendo un desafío construir una visión libertaria de la sexualidad y la reproducción y afirmar la capacidad de las mujeres para tomar decisiones autónomas y responsables sobre sus cuerpos y sus vidas.

La despenalización parcial del aborto en tres circunstancias (cuando el embarazo sea producto de una violación, cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida y cuando la continuación del embarazo ponga en riesgo la vida o la salud de la mujer) es un logro importante para las mujeres colombianas, sobre todo porque coloca el tema en el ámbito público y permite establecer un precedente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, las mujeres abortan por motivos que aún siguen penalizados: falta de recursos para mantener un hijo o una hija; porque son muy jóvenes y no desean asumir un embarazo; porque no saben utilizar los métodos anticonceptivos o no pueden acceder a ellos y por tanto se enfrentan embarazos no deseados; o porque no quieren asumir una maternidad. Estamos convencidas de que ser madre debe ser una decisión libre y amorosa y no una imposición social. En ese sentido, es necesario insistir en la despenalización total del aborto y en que se garantice a todas las mujeres este servicio de manera gratuita, en condiciones dignas y sin obstáculos de carácter moral o religioso.

Este año la Iglesia Católica ha lanzado en Brasil la Campaña de la Fraternidad, cuyo lema es «Elige, entonces, la vida», una apelación clara a su oposición a la despenalización del aborto. ¿En su país, cómo se enfrentan las tentativas de influencia de la Iglesia en las decisiones del Estado, en lo que respecta a esta temática?

Es cierto que en nuestro país la Iglesia Católica tiene un gran peso cultural y político. Sin embargo, sabemos que en la vida diaria las mujeres también cuestionan las enseñanzas represivas sobre la sexualidad y la reproducción y sus prácticas cotidianas no necesariamente se corresponden con lo orientado por la jerarquía eclesial desde su lugar de poder, alejado de las difíciles realidades que afrontan las mujeres.

Nosotras consideramos que una forma de hacer frente a estas campañas de la jerarquía católica y otros sectores de derecha, es la de fortalecer los procesos de reflexión y autonomía con las mujeres con las que trabajamos. De esta manera, es posible construir nuevas identidades en las cuales la maternidad sea una opción y no una imposición por el hecho de ser mujeres. Al mismo tiempo, es necesario estar atentas y movilizarnos contra las propuestas que buscan menoscabar los logros que hemos alcanzado luego de largos años de lucha y trabajo colectivo.

Las mujeres cada vez conquistan más espacio en el campo del trabajo y en las esferas del poder, a pesar de ser todavía minoría y recibir salarios menores en relación con los hombres. Según su análisis, ¿qué es necesario hacer para alcanzar la igualdad en esos campos y cuáles son los motivos por los que aún se mantiene esa desigualdad?

Para alcanzar la equidad entre hombres y mujeres es preciso, por un lado, apostar a la construcción de nuevas identidades y referentes culturales, donde las mujeres no seamos subvaloradas ni se justifique la violencia en nuestra contra. Sin embargo, no es suficiente con eso, la desigualdad de género está en clara relación con las desigualdades estructurales que generan el capitalismo y el racismo, es decir, las mujeres de sectores populares no ocupan cargos de poder y decisión debido al patriarcado y a que no cuentan con oportunidades para acceder a la educación, deben trabajar largas jornadas para obtener un pago mínimo, son discriminadas por negras, indígenas o campesinas y sus fuerzas están puestas en la supervivencia cotidiana, el cuidado de las familias y la resolución de necesidades comunitarias.

Para lograr equidad en los escenarios públicos y de participación política es necesario crear estrategias de acción que tengan en cuenta las causas estructurales de la desigualdad y propongan alternativas en ese sentido. También es preciso fortalecer los procesos organizativos de los sectores populares, construyendo nuevas formas de acción política que desde las mujeres impacten y cuestionen las injusticias sociales.

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