Que The Lancet, una de las más importantes revistas del mundo médico, dedique un artículo a decir que en Colombia muchas mujeres siguen arriesgando sus vidas por someterse a abortos clandestinos, pese a que la Corte Constitucional despenalizó esta práctica en casos específicos hace casi tres años, es un asunto que preocupa y que exige reflexión y medidas serias.
Hay que partir del hecho de que, a la luz del análisis de esta publicación, la discusión en torno al aborto en el país no solo no está acabada, sino que, al parecer, nunca ha sido asumida a fondo. Aunque lo ideal es que el debate sobre este fenómeno estuviera centrado en la salud pública e incluyera al grueso de la población, a estas alturas hay que decir, lamentablemente, que sus discusiones no han pasado de ser asuntos episódicos, coyunturales, que enfrentan las posiciones excluyentes tanto de promotores del aborto como de antiabortistas.