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No basta con el nombre

La «Organización de Transexuales por la Dignidad de la Diversidad” (OTD), ya tiene 4 años de labor en Chile. Nació legalmente en el 2005 en la ciudad de Rancagua, integrada por 5 hombres transexuales. Hoy cuenta con 37 hombres transexuales y un total de 70 participantes en todo el país. En base a este crecimiento adoptaron una modalidad de trabajo institucional que divide el país en 4 micro-zonas: dos en el sur, de Osorno hasta Porvenir y desde Concepción a Talca; la tercera con sede en Rancagua y la cuarta en Santiago. Cada micro-zona funciona con un coordinador que, una vez al mes, concurre a la reunión general de toda la organización. Además, se han incorporado las parejas, sus madres y padres, hermanas y hermanos.

Andrés Rivera, presidente de la OTD, tuvo a su cargo en junio de 2007 la primera intervención de organizaciones lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros, travestis e intersex, LGBTTTI en la 37a Asamblea de la OEA en Panamá. También fue responsable de la elaboración del informe sobre Chile presentado por la Iniciativa por los Derechos Sexuales en ocasión de la Quinta Ronda del Examen Periódico Universal. La Iniciativa por los Derechos Sexuales es una coalición creada en 2006 con el objetivo de promover la noción de derechos sexuales y los derechos sexuales en general en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Sus integrantes son Action Canada for Population and Development, CREA (India), INCRESE (Nigeria) y Mulabi – Espacio Latinoamericano de Sexualidades y Derechos (Argentina-Costa Rica-Colombia-Chile-Paraguay). Esta coalición presenta periódicamente informes a las Naciones Unidas con el estado de situación de estos derechos en el mundo –el denominado Examen Periódico Universal. Conversamos con Andrés para conocer el trabajo que realiza su organización a fin de sensibilizar e informar sobre la transexualidad a chilenos y chilenas.

¿Cómo describiría la situación en Chile en cuanto a los derechos de las personas trans?

Insensibilidad, abandono e ignorancia absoluta, inclusive por parte del Estado. Un gobierno que incapaz de hacer una declaración pública cuando un alcalde dice que desea trasladar a todas las trabajadoras sexuales de su comuna a un sector donde los vehículos las pueden atropellar y matar es un Estado insensible, discriminador, que viola además el derecho a la vida. Este gobierno y los anteriores han sido incapaces de respetar la dignidad de todos los seres humanos y asumir que la identidad de género existe.

Se habla de un “plan nacional de transexuales” que en la práctica no existe. Están tratando de insertar a los hombres y mujeres transexuales en la lógica actual de funcionamiento de los consultorios. Pero eso no nos sirve. Lo que necesitamos son psicólogos, equipos de profesionales cirujanos. Necesitamos que se nos respete tanto si queremos operarnos como si no queremos hacerlo. Actualmente los hombres transexuales somos obligados a realizar la histerectomía, ¿dónde están –entonces– nuestros derechos reproductivos y sexuales? No existen.

Por otro lado, debo reconocer que la percepción de la sociedad ha cambiado considerablemente. Sin embargo, voy a hacer una distinción. La forma en que los hombres transexuales hemos logrado sensibilizar a la sociedad a través de nuestras entrevistas y otros espacios de difusión, como programas televisivos de índole médica, mostrando nuestra vida, nuestra lucha, el lado humano, social y laboral de las personas transexuales, ha dado resultado. La gente de edad, los jóvenes están mucho más comprometidos con nuestra lucha. Hay una apertura mayor.

Con las mujeres, en cambio, la discriminación es brutal. Al ser transexual pierdes tu condición de ser humano porque el resto no te reconoce: ¿qué te queda aparte de robar, de drogarte? Para trabajar, sólo puedes prostituirte –nadie va a contratar a una secretaria, una enfermera o una nana que sea una mujer transexual. Ellas están en una situación de riesgo, bastante más vulnerables que nosotros.

¿Cuál es su perspectiva respecto a las posiciones de Chile en el Mercosur y en la OEA en materia de orientación sexual e identidad de género?

Hay un discurso externo que no se corresponde con la realidad local. Lo que se dice afuera no necesariamente se respeta en nuestro país. Además, Chile no lleva la batuta en esta discusión y debate. Brasil es el país que lidera el debate sobre los DD.HH. de minorías sexuales. Creo que Chile dice mucho y hace muy poco en realidad.

¿Su organización formó parte del debate parlamentario sobre la Ley contra la Discriminación?

Pese a que lo intentamos, no tuvimos la oportunidad de hacerlo. Somos una organización que ha mantenido una postura bastante independiente de cualquier partido político, y cuando eso pasa no tienes cómo negociar, como muñequear y ejercer presión. Sin embargo, me encanta mantener esa independencia, porque significa que no tengo que decir ‘amén’ a cosas que no me gustan.

¿Cuál es la posición de los activistas trans dentro del activismo de la diversidad sexual en Chile y por qué?

Como activistas trans vamos a mantener nuestra independencia dentro de los espacios que hemos ganado como transexuales. Respetamos mucho a las organizaciones homosexuales y lésbicas en este país. Sabemos que su trabajo ha sido parte del camino que nosotros recorremos actualmente, pero queremos hacer nuestro propio camino, sembrar y cosechar nuestros propios logros. Por esta razón es que nos situamos de manera independiente con respecto a las diversas organizaciones sociales. Eso tiene un costo también, que es la menor incidencia política; pero insisto: tiene la garantía de la libertad absoluta de lo que decimos, pensamos y queremos.

Por otra parte, las personas y los movimientos transexuales estamos creciendo; esto se manifiesta en que no necesitamos gente que hable por nosotros. Este alejamiento de todas las organizaciones –por llamarlo de alguna forma- te permite deconstruir y construirte las veces que tú quieras y donde quieras.

Chile es considerado uno de los países donde se realizan buenas cirugías de cambio de sexo, sin embargo desde adentro se ve de otra manera ¿Cómo ves la atención sanitaria de las personas trans en Chile?, ¿cuáles son los avances que se han logrado, los problemas que existen, sobre todo con relación a las hormonas y las cirugías?

No existen políticas establecidas de gobierno al respecto. De hecho, nuestras operaciones son postergadas ante cualquier otra intervención. Dependemos de la compresión de los directores de hospitales, de los de salud y de los directores regionales. En realidad dependemos de la voluntad y el criterio de los demás y eso es complicado porque casi siempre es un descriterio.

En lo personal, cuando fui operado, la primera pregunta del equipo médico fue sobre qué tipo de personas vendrían a visitarme. Eso te habla de su ignorancia y su discriminación. Es más, el médico de turno del fin de semana no me pasó a ver porque soy transexual.

Esto revela que la realidad acá es muy diferente de lo que se percibe afuera. Necesitas además un certificado psiquiátrico, psicólogico que diga que eres transexual para autorizar la operación; en cambio una mujer heterosexual no necesita evaluación psicológica si quiere hacerse una o muchas cirugías plásticas.

Por otra parte, existe la percepción de que Chile es el boom de las cirugías, pero es el boom cuando tienes plata. El costo de una histerectomía con una metiodioplastía y/o minifaloplastía es de unos 6 millones de pesos (aproximadamente US$ 10 mil). Para pensar en una faloplastía, hay que ir a Canadá, estar 8 meses y realizarse unas 3 intervenciones como mínimo, con un valor total de unos 60 millones de pesos (aprox. US$ 100 mil).

En resumen, el Estado no financia las operaciones, tienes que pagártelas; con el riesgo, además, de caer en manos de inescrupulosos. Hay médicos que se preocupan de revisar sus cuentas corrientes antes de operar. Además, te ofrecen todo, cuando en realidad no tienen la experticia aún en faloplastía. Conozco varias chicas transexuales que se inyectaron silicona industrial. Muchas han muerto, otras están postradas; hay otras que quedaron inválidas o perdieron un riñón. Los riesgos son increíbles.

Uno de los mejores especialistas en Chile y a nivel internacional es un cirujano urólogo, Guillermo Mac Millan, quien hasta hace unos años atrás operaba en el Hospital Van Buren en la ciudad de Valparaíso. Lamentablemente, la dirección regional de Salud suspendió estas intervenciones dejando a la deriva tanto a hombres como mujeres transexuales. Hoy la única forma de operarse es particular.

Con respecto a las hormonas, no está establecido que las personas transexuales recibamos apoyo hormonal; por lo tanto si logras que te las entreguen recibes enantato testosterona, la que más daños colaterales tiene como calcificaciones, problemas hepáticos y cardíacos. Esta hormona está obsoleta en otros países, en cambio acá es nuestra salvación. Además, debemos solventar este tratamiento dentro de nuestras posibilidades.

¿De qué modo la realidad de los hombres trans es distinta a la de las travestis y de las mujeres trans?

Los hombres transexuales pasamos desapercibidos: un cuerpo chico, es fácil ensanchar. Los hombres transexuales estudiamos encubiertos, en el colegio y en la universidad, vivimos una doble vida, para la sociedad-familia y para nosotros y los/as amigos/as más cercanos. En cambio, las mujeres transexuales no pasan desapercibidas. Son brutalmente castigadas con los más altos índices de discriminación y asesinato.

Por otra parte, el riesgo al VIH sida es altísimo. Hay una situación de vulnerabilidad que hace que tú no te quieras ni te respetes a ti mismo. Eso lleva a atentar contra uno mismo. En este atentar, justamente, están los mayores riesgos.

Si bien hay campañas de prevención, no sirven. Ellas necesitan medidas concretas, necesitan trabajo, considerarse y saber que son seres humanos. En ese punto falta la mano del gobierno. Así como hay inserción laboral y bonos por contratar personas discapacitadas, que me parece muy bien, creo que debería haber el mismo sistema para las personas transexuales, homosexuales y lesbianas.

Tanto hombres como mujeres transexuales necesitamos compromisos verdaderos por parte del gobierno, no meras palabras. Necesitamos ser considerados seres humanos, porque cuando no se reconoce la existencia de transexuales, se nos niega la vida y la dignidad. Esto implica elaborar políticas de salud, inclusión laboral, social, ley de identidad de género, es “acción” y no palabras o discursos.

El fallo judicial que te concedió el cambio de nombre y sexo es un caso “testigo” no solamente chileno, sino latinoamericano; lo mismo pasa con el fallo que le ganaste a la universidad de Rancagua por discriminación; son hechos que sientan un precedente. ¿De qué manera crees que influirán estas resoluciones y fallos judiciales en la población trans cuando sus derechos se vean discriminados?

Hemos usado el cambio de mi nombre y sexo para presentarlo en otros Tribunales. Pero sigue siendo un “por favor” que depende de los principios y valores del juez que está a cargo de la causa. Sin embargo, reconocemos que mi fallo y los otros cuatro más que hay han sido de utilidad; pero nos gustaría que hubiese una ley donde esto se respetara sin necesidad de depender –una vez más– del criterio o descriterio del juez.

Asimismo, durante la investigación judicial uno puede darse cuenta que aún no existen protocolos de atención para estos casos. Además de la obligación de vivir cinco años con la expresión de género que estás diciendo que eres, que en mi caso es de hombre, debes ir al Instituto Médico Legal para que te hagan exámenes. Esos exámenes fueron vejatorios e indignos. Frente a esta forma en que nos violentan, nos discriminan y enajenan como seres humanos, al final no sabes si es una lucha por la identidad de género o por tu condición de ser humano.

El fallo de la Universidad de Rancagua sí marca un precedente. Es el primer caso por discriminación por identidad de género en este país. El juez fue categórico en su sentencia: la universidad no respetó ningún derecho y pasó por alto todos los convenios y tratados que Chile tenía. Con este fallo quedó demostrado que en este país hasta las universidades discriminan.

En el año 2008 recibiste el Premio internacional Felipa da Souza por tu activismo, lo que es un estímulo importante para avanzar en este tema. ¿Cuáles son los desafíos para el futuro?

El desafío más inmediato es que podamos conseguir la inclusión de identidad de género y expresión de género en la orientación sexual en la Declaración de Puerto España. Está bastante difícil porque los países del Caribe inglés se están oponiendo. Si no lo conseguimos en la cumbre de Trinidad y Tobago, vamos a seguir en la lucha en Honduras, en la reunión de la OEA a finales del mes de mayo. En mi calidad de integrante de una coalición de varias organizaciones internacionales que hacemos seguimiento al trabajo de la OEA, esperamos que este derecho sea reconocido internacionalmente para empezar a presionar a nuestros países.

También continuaremos con la defensa del Informe Periódico Universal que hice y fue presentado en la ONU sobre las violaciones y discriminación contra las personas transexuales en Chile. Hay una serie de recomendaciones sugeridas, entre ellas la promulgación de una Ley de Identidad de Género.

Queremos una ley que sea trabajada con las organizaciones. No nos sirve una ley sin esta discusión con la sociedad civil. Hoy hay un proyecto en el Parlamento que no nos sirve de nada y otra iniciativa que está en tratativas. Queremos una ley que reconozca los derechos de quienes son transexuales sin pasar necesariamente por el quirófano, y sin pruebas discriminatorias, humillantes y vejatorias. Que la identidad de género sea reconocida como tal, por ende con políticas de gobierno en áreas de inserción laboral, salud, educación, programas de salud financiados y/o subvencionadas por el gobierno.

Lo que es claro es que una ley no debe ver solamente el cambio de nombre y de sexo. Debe resolver los papeles del servicio militar, de estudios y títulos universitarios, fijar una postura respecto a los planes de salud, los derechos reproductivos, el derecho a la adopción y las herencias, entre otros. Debe haber una ley que incluya todo eso, en vez de que los trámites sean realizados de manera individual.

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