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La encuesta LGBT en cuestión

El CLAM, Profamilia y la Universidad Nacional de Colombia dieron a conocer los resultados de la Encuesta realizada en la Marcha de la Ciudadanía LGBT de Bogotá en 2007. Bajo el título de “Sexualidad y Derechos”, el libro de Mauro Brigeiro, Elizabeth Castillo y Rocío Murad fue lanzado el viernes 31 julio.

La Encuesta LGBT, codirigida por los autores de la publicación, forma parte de una investigación realizada por el CLAM en diversas ciudades de América Latina, en colaboración con instituciones académicas, investigadores y grupos activistas locales. El estudio releva datos sobre victimización y discriminación de la población LGBT, poniendo en relieve aspectos relativos a la sociabilidad y sexualidad de gays, lesbianas y personas trans, trazando el perfil social y político de los manifestantes de la marcha. La encuesta fue aplicada también en Rio de Janeiro, Buenos Aires, São Paulo, Porto Alegre y, más recientemente, en Santiago de Chile, Ciudad de México, Recife y Belém do Pará.

La versión impresa de este nuevo libro es distribuida gratuitamente en Colombia y se encuentra disponible para download en el resto de los países a través del website del CLAM.

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En ocasión del evento de lanzamiento, realizado en la Universidad Nacional de Colombia, el texto fue comentado por las investigadoras Ochy Curiel y Alejandra Azuero. Las palabras de las intelectuales colombianas constituyen un aporte fundamental para la reflexión acerca del lugar de la investigación con relación a las luchas por el reconocimiento político de los colectivos LGBT.

La Profesora Ochy Curiel, lesbiana feminista, coordina la Maestría de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia. Alejandra Azuero es activista y abogada del área de género de la Consultoría para Los Derechos Humanos y el Desplazamiento (COHDES).

El valor de los datos para el debate público

Los resultados de la Encuesta LGBT aquieren particular significado en el contexto actual del debate colombiano sobre los derechos de las llamadas minorías sexuales. Alejandra Azuero resaltó ese hecho, al mencionar que la encuesta se realizó con posterioridad al primer fallo de la Corte Constitucional de Colombia a favor de derechos para parejas del mismo sexo. La activista señaló la importancia de un estudio de estas características ante la inexistencia de datos de orden cuantitativo que sirvan de sustento o fundamento para reformas legislativas y formulación de política públicas. Azuero resaltó el panorama abierto por esta investigación, especialmente para la profundización a través de investigaciones más específicas a partir de los hallazgos de la encuesta.

La investigadora dedicó especial atención a los datos sobre politización de las personas LGBT, que muestran el carácter predominante de las motivaciones políticas para participar en la Marcha y la pertenencia a grupos y organizaciones de un número importante de participantes. A su vez, resaltó las particularidades de la participación sociopolítica de las mujeres lesbianas y su situación en círculos de intimidad y convivencia. Azuero explicó que, del público asistente a la marcha, fueron las lesbianas quienes en mayor proporción mencionaron pertenecer a organizaciones LGBT, quienes más definen su voto en relación al compromiso de los candidatos con derechos LGBT, y las que asumen la posición más abierta frente al tema de la adopción.

Asimismo, las lesbianas “son las mayores víctimas de agresiones verbales por motivos discriminatorios, pero quienes menos reportan la violencia ejercida en su contra ni perciben la falta de visibilidad de la propia orientación sexual como una discriminación. ¿Qué puede explicar la persistencia de dicha vulnerabilidad a pesar de su apuesta por la construcción de una ciudadanía plena para si mismas?”, destacó.

Para la activista, las cifras también muestran que el nivel de conciencia y compromiso político de las mujeres lesbianas no se condice con el del cuidado frente a las prácticas sexuales y su salud sexual que “sigue siendo dominada por las pautas de la educación sexual heteronormativa”.

Con relación a la politización del público LGBT, Azuero señaló algunos hallazgos de la encuesta que deben ser motivo de análisis para el movimiento social. Reflexionó sobre la distancia entre la politización reflejada en algunos datos, el conocimiento de los derechos y el acceso eficaz a los mismos. Esto lo ilustró a partir de los datos sobre conocimiento de los derechos alcanzados para el sector LGBT, que tienden a ser bajos en relación con la politización que mencionaba antes. Según la encuesta, el 43.3% desconoce algún acuerdo, fallo o ley en curso referente a los derechos de la población LGBT. Esta cuestión representa un reto de comunicación y de acceso efectivo a esos derechos alcanzados, tanto para las políticas públicas destinadas a proteger esos sectores sociales, como del movimiento social LGBT. “La falta de conocimiento frente a los derechos adquiridos pone de manifiesto la importancia de la difusión de los mismos, así como también la ausencia de una cultura política al interior de la comunidad [LGBT] que permita superar las barreras de acceso al goce efectivo de los mismos” puntualizó.

Otro punto que llamó su atención se refiere a los datos sobre la relación entre favorabilidad a la adopción por parte de parejas homosexuales y las preferencias de partidos políticos. Azuero, comentó que esos datos reflejan un perfil político de las personas LGBT. Estas no necesariamente se suscriben a ideas progresistas sobre la sexualidad, e incluso a veces algunos sectores manifiestan una tendencia hacia ideas conservadoras, lo cual se refleja tanto en al porcentaje alto de personas LGBT que no están de acuerdo con la adopción, como en el hecho de que manifiesten haber votado por partidos conservadores y de derecha.

Al respecto, Ochy Curiel también concordó con que una alta proporción de las personas LGBT vota por partidos conservadores y de derecha, “lo que evidencia que ser lesbiana, gay, trans o bisexual no es garantía de posiciones progresistas. Esto coloca un reto para el movimiento en pensar sobre cuáles presupuestos se basa su política. ¿Es sólo el reconocimiento de derechos, o es cuestionar las lógicas de los sistemas de dominación, que hace que se esté mendigando a un Estado el control de las sexualidades, de las relaciones, de la vida toda?”

Los límites de la investigación cuantitativa

Para Ochy Curiel, el documento abre la posibilidad de un el debate y constituye un referente de lo que puede estar pasando en una parte del sector LGBT. “Siempre he creído que hacen falta investigaciones que muestren realidades que son reguladas, controladas e invisivilizadas, sobre todo cuando se trata de grupos subalternizados como los agrupados en la sigla LGTB, que se ubican en relaciones sociales y sexuales disidentes en torno a la heteronormatividad. Y creo que este es el gran aporte de este trabajo”, expresó.

La investigadora también destacó como positivo el interés de conocer aspectos de la sociabilidad, participación social, concepciones políticas y violencia y aspectos referentes a las concepciones de salud de los colectivos aunados en la sigla LGTB, de los que rara vez se da cuenta. Se asocia estas poblaciones a “bares nocturnos, a zonas ‘tolerantes’, que se limitan a una práctica sexual, eliminándose en el imaginario social todas las relaciones sociales que les atraviesan”, puntualizó.

La investigadora destacó varias críticas a este tipo de estudio y aspectos problemáticos de la agenda LGBT que desprenden de sus resultados. Para comenzar, manifestó que a la hora de interpretar los resultados de la encuesta es importante tener en cuenta las particularidades del universo estudiado: por el hecho de estar en una manifestación pública las y los encuestados son personas politizadas. En ese caso no representan un universo más amplio y seguramente mayoritario de personas que no son públicas por lo que es primordial desarrollar metodologías que nos permitan saber sobre esos universos. Sería importante entonces complementar esos resultados cuantitativos con estudios más profundos, en otros ámbitos diferentes a la Marcha y con otras metodologías diferentes a las cuantitativas.

Otro señalamiento tiene que ver con los límites políticos y teóricos que tiene este tipo de estudios cuantitativos, ya que si bien en todas las investigaciones hay relaciones de poder, es en este tipo de metodologías cuantitativas donde se expresa con mayor fuerza la imposición de categorías de identidad, tal como son procesadas por los investigadores, así como la negación del lugar de sujetos de las personas del universo estudiado. “Las encuestas siempre me generan dudas y resistencias desde el punto de vista político y también metodológico. Si bien dan cuenta de una parte de la realidad, ordenan y clasifican a sujetos sociales, es decir describen, pero también prescriben. Por tanto hay una relación de poder soterrada en tanto hay un silencio y ausencia de sujetos, y en la mayoría de los casos crea homogeneidad”, argumentó.

La fluidez, la diversidad, la complejidad y la politización de las categorías sexuales usadas por las minorías sexuales son de alguna manera “aplanadas” por este tipo de abordajes, que demanda estandarizar, agrupar y silenciar la información que no es susceptible de homogenizar, argumentó Curiel. En ese sentido, si bien esos datos pueden ser una herramienta usada políticamente por los sectores LGBT, también puede ser usada por otros sectores y por el Estado mismo entre los mecanismos para controlar y gobernar estas comunidades. La profesora manifestó la necesidad de revisar las categorías con las que analizamos las informaciones tales como ‘Persona LGTB’, ‘orientación sexual’, ‘identidad sexual y de género’, ‘hombres’ y ‘mujeres’, ‘tolerancia’, pues el uso acrítico de esas categorías brinda herramientas al sistema que supuestamente estamos cuestionando.

Finalmente, Curiel se refirió a un dato que merece la reflexión de los movimientos sociales LGBT: la presencia creciente del Estado en la Marcha, representado en el gobierno local, que viene apoyándola desde hace algunos años. La profesora resaltó que un porcentaje considerable de personas piensan que la Marcha está organizada por la Alcaldía de Bogotá. Esta situación genera preguntas sobre las relaciones entre ese movimiento social y el Estado, especialmente en relación con la cuestión de la autonomía política, la cooptación y la institucionalización, cuestiones ya sopesadas para otros movimientos sociales, como el feminismo.

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Ficha catalográfica

Brigeiro, Mauro, 1972-

Encuesta LGBT : sexualidad y derechos : participantes de la marcha de la ciudadanía LGBT de Bogotá 2007 / Mauro Brigeiro, Elizabeth Castillo, Rocío Murad. – Bogotá : Universidad Nacional de Colombia : Profamilia : CLAM , 2009 144 p. ISBN : 978-958-719-238-4

1. Homosexualidad – Colombia – Encuestas 2. Discriminación sexual – Colombia – Encuestas 3. Derechos humanos – Colombia I. Castillo Vargas, Elizabeth, 1970- II. Murad Rivera, Rocío, 1961-

CDD-21 306.76 / 2009

Índice

Presentación

1. Introducción

1.1. A cerca de esta publicación

1.2. Las marchas, sus reivindicaciones y lenguajes: Apuntes sobre la politización de la sexualidad

1.3. La encuesta LGBT: Aspectos metodológicos

2. Caracterización de las personas consultadas: Perfil socio-demográfico y categorías de identidad sexual

3. La asistencia a la Marcha

4. Relación de pareja, parentalidad y círculos de convivencia

5. Política, derechos y participación social

6. Discriminación y violencia

7. Manejo corporal y salud

7.1. Manejo corporal y salud de la población trans

Anexos

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