CLAM – ES

Adiós a una militante

Hay despedidas que parecen imposibles, asumirlas es como advertir de pronto un agujero negro en la trama de esa red de contención que la mayoría de las personas necesitamos para vivir. Dora Coledesky era un nudo en esa red. Saber de su ausencia es parecido al miedo a saltar sin protección, sin esa seguridad que da caminar con otras y con otros convirtiendo a veces el riesgo en acrobacia, la poca o mucha audacia en baile para ser gozado.

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