Ser mujer indígena en Chile implica una doble o triple condición de discriminación, referida a su etnia, clase y género. A la cultura discriminatoria chilena, se suma actualmente el estigma, la violencia y criminalización de las demandas históricas generadas en el contexto del llamado “conflicto” mapuche; la violencia institucional (policial, de estado, escuela, entre otras). Y por último, la violencia de género que se reproduce al interior de sus propias culturas. Constituyendo todas ellas expresiones violencia patriarcal.