CLAM – ES

La serpiente

Ayer, frente al Ministerio de Educación, algo opacados por la manifestación del gremio de maestros de la universidad pública, había carteles con fotos de bebés y dibujos de la Virgen María. Los manifestantes con estos carteles rezaban el Rosario, y gritaban obviedades con un par de megáfonos. Digo obviedades porque, por ejemplo, exigían «ley de educación, no de manipulación» y «nuevas generaciones no prostituidas», afirmaciones con las que es fácil estar de acuerdo. También gritaban «el condón no protege el corazón», y esta ya era tan obvia que casi que la advertencia parecía dirigida al Señor del Tapabocas.
Les oí decir, también, que el aborto deja secuelas psicológicas, lo cual también es evidente; es un procedimiento que no debe tomarse a la ligera, una decisión muy difícil que toman algunas mujeres. Hasta ahí, los Pro vida, y yo estabamos de acuerdo. Hasta que vi que se manifestaban en contra del nuevo plan de educación sexual de los colegios, porque habla del aborto, de la diversidad sexual, y otras invenciones diabólicas cuya sola mención llevará a los adolescentes a la promiscuidad irresponsable. Hasta aquí llegó el idilio.

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