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HOMOFOBIA EN CIFRAS

En ocasión de la Marcha del Orgullo y la Diversidad de 2010, se llevó a cabo la Primera encuesta sobre políticas, sexualidades y derechos de la población LGBT de Córdoba. Dirigida por el sociólogo Juan Marco Vaggione y la psicóloga Silvina Brussino, la investigación abordó la formación de identidades colectivas, presencia pública y dinámicas de inclusión y exclusión del movimiento LGBT. En vísperas del Día del Orgullo y la Ciudadanía LGBT, en entrevista con el CLAM, los investigadores Tomás Iosa y Hugo Rabbia adelantan algunos de los resultados más relevantes de este estudio. En palabras de sus organizadores, estos y otros datos cruzados con variables de participación política, religiosa y educativa pueden contribuir a pensar estrategias de transformación de las dinámicas sociales que articulan patrones de violencia y discriminación basados en el sexo y el género.

Para Rabbia y Iosa, participar de la Marcha como encuestadores y coordinadores implicó una responsabilidad especial. “Debíamos convertir ese espacio de luchas en un campo de muestreo y, no obstante, mantener una actitud reflexiva durante la realización de la encuesta para no reificar la lucha y las experiencias de miles de participantes. Allí se juega la responsabilidad política de quienes, desde la academia, contribuimos al cuestionamiento de las desigualdades sociales ligadas a la regulación del género, los cuerpos y afectos”, comentaron.

Los investigadores destacaron la preparación de las y los encuestadores en instancias de capacitación previas a la encuesta y su manera de hacer trabajo de campo “con compromiso y responsabilidad”; así como la orientación de Juan Marco Vaggione y Silvina Brussino y su colaboración con la realización del estudio.

También resaltaron el interés manifestado por las y los manifestantes, quienes, en diversas oportunidades, solicitaron ser entrevistados. Esto facilitó la tarea de 49 encuestadores voluntarios que debían aplicar una cantidad estipulada de cuestionarios de 42 preguntas en un lapso de tres a cuatro horas. La muestra obtenida es de 457 casos válidos.

Un dato para destacar es que 84,9% de la población LGTBQ encuestada contestó afirmativamente al menos una de las preguntas sobre experiencias de discriminación; y 86,9% manifestó haber sufrido algún tipo de agresión relacionada con su identidad sexual, de género, o sus preferencias afectivas. Esto indica que en Córdoba existen mayores indicadores agregados de agresión o discriminación contra esta población que en ciudades como Bogotá, Buenos Aires o Santiago de Chile, donde el CLAM realizó el estudio Política, Derechos, Violencia y Homosexualidad.

Las encuestas realizadas por el CLAM mostraron que, en general, las instituciones educativas constituyen el espacio donde con más frecuencia se ejerce discriminación contra personas LGBT. Por este motivo, el estudio efectuado en Córdoba indagó con mayor detalle acerca de las experiencias en estos espacios. Al respecto, encontró que 53% de las personas entrevistadas habían sido discriminadas por compañeros/as de clase, y 19,4% por sus profesores. En un momento en que en toda la región se busca instituir la Educación Sexual Integral como política de Estado, estos datos son indicadores relevantes para la implementación y evaluación de estos programas, así como para la realización de otro tipo de acciones en espacios educativos, afirmaron los investigadores.

La encuesta de Córdoba reveló que la mayoría de agresiones contra personas LGTBQ ocurrieron en la calle (44%), seguidas del colegio secundario (18,3%), la casa (15%), la escuela primaria (9,3%), discotecas, centros de salud y otros espacios (8%), el trabajo (5,4%) y la universidad (3,5%).

Gays, lesbianas y bisexuales experimentan niveles altos de discriminación en espacios de socialización primaria como la familia, donde los unen vínculos principalmente afectivos; mientras que en espacios, más impersonales, caracterizados por relaciones burocráticas e instrumentales, los niveles de discriminación caen. No obstante, señalaron los investigadores, este indicador también puede referirse a una mayor “naturalización” de la discriminación institucional.

En el caso de la población trans, este patrón se modifica, al revelar altos niveles de violencia y discriminación tanto en espacios de socialización primaria como en espacios regulados por lógicas instrumentales-burocráticas. Rabbia y Iosa señalan que esta mayor violencia sufrida por las personas trans es una tendencia ya registrada en las otras encuestas de las Marchas del Orgullo en la región. Además, la población trans tiene una menor inserción educativa, menor nivel socio-económico y manifiesta niveles más altos de discriminación en términos comparativos.

Otro resultado destacable es a quién recurren las víctimas en busca de ayuda ante las agresiones sufridas. El 58,7% de los encuestados no recurrió a nadie, 13,1% a amigas o amigos, 5,1% a familiares, 3,1% a la policía o al juzgado, 1,7% a la pareja y 1,1% recurrió a organizaciones LGTTTBQ.

Algunos resultados de la investigación fueron presentados en el “II Foro de Sexualidad y Género”, organizado por agrupaciones estudiantiles de la Universidad Nacional de Córdoba, UNC, con el fin de someter a discusión la interpretación de los datos. Al respecto, afirman los disertantes, se buscó entablar una comunicación que rompiera con la “actitud reverencial” que suele suscitar la lectura de gráficos.

El Foro les permitió dialogar “con un público con intereses políticos y académicos sobre diversidad, que durante esos días también participó en charlas de especialistas y militantes sobre la materia” Vieron como limitante, sin embargo, que el público fuera “en su mayoría, de estudiantes universitarios de clase media”. Aunque aclaran que “73% de las 457 personas encuestadas corresponde a este perfil, y la muestra tuvo un sesgo de clase medio-alto del 29% y medio-típico del 26% en comparación con datos de población en general”.

Desde su formulación, el estudio “Política, Sexualidades y Derechos: Marcha del Orgullo y la Diversidad, Córdoba 2010”, pretendió servir como vehículo de articulación entre la academia y las organizaciones sociales y políticas por la diversidad sexual de la ciudad. Para sorpresa de los realizadores, asistieron al Foro varias de las personas encuestadas, así como integrantes de organizaciones políticas e instituciones estatales.

Los investigadores esperan dar continuidad a la comunicación abierta a partir del Foro, creando oportunidades de debate con militantes de organizaciones por la diversidad sexual. Consideran que la divulgación, discusión y apropiación del estudio por parte de activistas locales es importante tanto para “pensar y cuestionar las políticas públicas como para que el movimiento reflexione sobre sí mismo y sobre las acciones que emprende”.

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