En el imaginario social existe la creencia de que todas las mujeres tienen un instinto materno que las llevará, en algún momento de su vida y de manera directa, a convertirse en madres; por eso, cuando una mujer decide interrumpir su embarazo, se piensa que lo hace por “fácil, irresponsable o pecadora”, razón por la cual es sancionada moral y socialmente; señaló María Consuelo Mejía, directora de la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).