La planificación familiar es una de las intervenciones de salud pública mas conocidas y extendidas en el mundo, pues está plenamente reconocido que su contribución favorece a las personas, permitiéndoles cumplir con sus expectativas reproductivas y disminuyendo de una manera significativa, riesgos prevenibles como son; los abortos inseguros y/o nacimientos no deseados. Esto a su vez permitiría un ahorro importante en el gasto público, pues cálculos conservadores del impacto económico por no acceder a métodos anticonceptivos, correspondería por lo menos al 30% de la atención de la salud de la mujer en general. Es decir, la falta de previsión es costosa para las mujeres, pero también lo es para el Estado.