El paso al Senado del proyecto de ley que permitirá la reforma del Código Civil para admitir el matrimonio entre personas del mismo sexo generó posiciones que polarizan la sociedad argentina a favor y en contra. El mismo ya cuenta con media sanción en la Cámara de Diputados y su tratamiento y votación en la Cámara Alta está previsto para el 14 de julio.
Entre los principales detractores se cuentan diversos grupos religiosos encabezados por la Iglesia Católica y algunas iglesias evangélicas, que organizaron marchas de repudio al proyecto y participaron activamente de los debates convocados por las legislaturas de las diferentes provincias. De ese modo ejercieron presión sobre los senadores de la Comisión de Asuntos Legislativos, cuya mayoría acabó expidiéndose en contra y parcialmente a favor de un proyecto sustitutivo, que propone un contrato de unión civil.
La senadora Norma Morandini denunció apremios recibidos de sectores eclesiásticos debido a su postura favorable a la reforma. Un sacerdote habría llegado a decirle que se fuera al infierno. “Le contesté a un pastor, que representa a varias iglesias, que me daba tristeza porque yo veía una velada extorsión en su carta y que yo había abrazado a los derechos humanos porque es lo más parecido a la idea del cristianismo de que somos todos iguales”, expresó.
Sin embargo, la posición contraria al proyecto de ley no es única dentro de la Iglesia Católica ni entre las demás religiones cristianas. Como ya sucediera en el ámbito académico y cultural, desde que se inició el debate en la comisión del Senado, las voces a favor de la modificación del artículo 172 por parte de sectores religiosos han ido ganando fuerza y espacio tanto en los medios de comunicación como en las audiencias públicas convocadas por la Cámara de Senadores de la Nación en las legislaturas provinciales para que los senadores lleven al recinto nacional el voto de sus representados.
A inicios de junio en la provincia de Córdoba, el cura Nicolás Alessio, integrante del grupo sacerdotal Enrique Angelelli, reconocido sector tercermundista de la Iglesia Católica, redactó el documento intitulado Aportes al debate sobre las modificaciones a la ley de matrimonio civil cuyas primeras palabras expresan que “ante la posibilidad de una ley que permita a personas del mismo sexo ser matrimonio y vivir profundamente el amor y la sexualidad, entendemos que aprobarla, acompañarla y profundizarla nos pone en el camino del Evangelio de Jesús”. Frente al documento, el arzobispo de esa provincia, Carlos Ñáñez, citó a los párrocos que lo firmaron para que rectificaran sus dichos en torno al matrimonio homosexual –lo que en términos canónicos se denomina amonestación de la autoridad eclesial. Al respecto los curas explicaron que no podían acceder a la solicitud de “desdecirse de sus reflexiones, declaraciones, opiniones” porque “no [podían] traicionar a sus conciencias negando lo que con toda libertad y responsabilidad han afirmado a favor del matrimonio homosexual”.
Alessio, además, fue uno de los principales oradores de la marcha que se realizó el 24 de junio en Córdoba a favor del proyecto que se debate en el senado. En esa ocasión pidió perdón por pertenecer a una institución que “no termina de convertirse al Evangelio de Jesús, quien jamás condenó a la homosexualidad ni al matrimonio homosexual, el mismo Jesús que condenó a los soberbios, los poderosos y los que discriminaban”. En palabras del cura, la sociedad ha tenido una sola mirada sobre lo que significa la institución matrimonial y familiar, sin embargo los procesos culturales nos hacen ver que hay otras posibilidades que difieren a la familia tradicional. “Es este el punto en el que debemos ampliar nuestra mirada –explicó a un medio local– no hay verdades únicas y absolutas por lo que ningún sector de la sociedad puede creerse dueño de ella”.
A su vez, el 16 de junio líderes y representantes de diversas instituciones religiosas apoyaron públicamente la reforma de la ley de matrimonio civil para que puedan acceder las parejas del mismo sexo en la conferencia de prensa La Fe a favor del Matrimonio de parejas del mismo sexo. En un acto conjunto con la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) realizado en el templo de la Iglesia Metodista de Flores, luteranos, reformados, metodistas, valdenses, menonitas, evangélicos del Río de la Plata (dentro del espectro protestante), judíos reformados, católicos comprometidos con la teología de la liberación y religiosas de matriz africanista ofrecieron un decidido apoyo a esta reforma legal, haciendo propia la demanda del movimiento de la diversidad sexual.
Para Daniel Jones, investigador del Conicet (GES-Gino Germani) presente en el acto, fue extraño, pero también emocionante “escuchar un pedido de perdón de autoridades eclesiales de distintos credos, en un país donde la cúpula de la institución religiosa más poderosa aún no ha reconocido sus propias faltas (silencios, complicidades y apoyos) respecto de la dictadura militar”. En opinión del investigador, la reunión trajo a la luz “un mensaje político de apoyo al reconocimiento de derechos, fundamentado en el amor de Dios hacia todos los seres humanos y de nosotros hacia nuestros prójimos –en ambos casos, sin distinciones de orientación sexual ni identidad de género– de un grupo de religiosos y religiosas que descubrieron que la igualdad jurídica puede reparar algunas injusticias y violencias a las que un grupo social ha sido sometido durante siglos, y a las que las doctrinas e instituciones religiosas han colaborado en buena medida”. “En un escenario contemporáneo donde las instituciones eclesiales hacen política (presionan legisladores, convocan marchas, intervienen en los medios), predicar el amor y la inclusión de todas y todos –y no el odio y la discriminación que promueven ciertos obispos y pastores–, es un paso adelante en la participación política de actores religiosos en pos de sociedades más libres, igualitarias y democráticas”, puntualizó.
En la apertura de la conferencia de prensa el sacerdote católico Leonardo Belderrain expresó que “el contrato matrimonial es una institución exclusivamente de orden civil y por tanto el Estado debe garantizar el acceso igualitario de todas las ciudadanas y ciudadanos”. Cercanas a esta argumentación están las palabras de Carlos Valle, representante de la Iglesia Evangélica Metodista quien durante la sesión de la Comisión de Legislación General del Senado en la que se pidió la opinión de diferentes credos religiosos diferenció el matrimonio desde un punto de vista religioso y desde un punto de vista civil. “El matrimonio civil es un compromiso entre iguales por lo que uno no tiene que trasladar su convicción religiosa a un estatus social”, señaló.
También en el marco de la Conferencia, el líder espiritual de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, Pastor Ángel Furlán, manifestó el reconocimiento al Estado de “su legítima potestad de legislar con la finalidad de asegurar la igualdad de derechos y deberes de todos los ciudadanos, en vistas a afianzar una convivencia basada en la justicia y la paz”, ratificando que su iglesia valora “positivamente toda iniciativa tendiente a reparar situaciones de injusticia y discriminación sufridas por minorías en nuestra sociedad” como, es el caso del proyecto en cuestión. Por su parte, el referente de la Comunidad Bet El, Rabino Daniel Goldman, invitó a “terminar con las barreras que impiden el pleno ejercicio y goce de los derechos por cualquier motivo o pretexto. Este es el camino hacia la construcción de una sociedad mejor”.
En tanto, María Rachid, presidenta de la Federación Argentina (LGBT), expresó: “desde que el debate sobre la Ley de la Igualdad se ha instalado en nuestra sociedad, sectores del poder eclesiástico han pretendido una posición única y contraria desde la fe al reconocimiento pleno de nuestra ciudadanía por parte del Estado”. “Es tiempo de escuchar la diversidad de voces desde la fe y desde pueblo creyente, afirmando su voluntad de paz y justicia. Este encuentro con los y las líderes religiosos/as es una clara señal para toda la sociedad de que la fe también acompaña el trabajo contra la discriminación y por la igualdad de derechos”, destacó.
También Esteban Paulón, Secretario General de dicha Federación, afirmó que “el apoyo de tantos referentes significativos en el ámbito de la fe fortalece el espíritu de miles de lesbianas, gays, bisexuales y trans, sus familias y entornos significativos que no se sienten contenidos por una visión discriminatoria, segregacionista y violenta que un sector de la jerarquía de la Iglesia Católica y pequeños reductos de otras religiones ha practicado sistemáticamente para con nuestro colectivo”.
La campaña que impulsa la Iglesia Católica en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo se ha extendido a los centros educativos católicos, motivo que levantó una fuerte polémica y generó la reacción del ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, quien advirtió sobre la intencionalidad de involucrar a alumnos de colegios católicos en la discusión. “Nos parece peligroso, como ya ocurrió en estos días en algún lugar, utilizar a los chicos para este tipo de discusión política”, manifestó el ministro refiriéndose a la convocatoria a las familias de 400 mil alumnos de 2.500 escuelas católicas de Buenos Aires para firmar una declaración en rechazo al matrimonio gay, impulsada por la Comisión de Laicos del Episcopado. También hacía referencia a una marcha en la provincia de San Juan en la que participaron niños de colegios católicos y a los folletos distribuidos por el Consejo Católico para la Educación de Córdoba con la Declaración de la Conferencia Episcopal Argentina sobre el valor del matrimonio y la familia. Este documento invita a la familia a reflexionar sobre “la gravedad del proyecto de ley que busca otorgar a un hecho privado, como es la convivencia de personas del mismo sexo, un estatuto de derecho público que lo equipara al matrimonio que altera su esencia y el ordenamiento jurídico de la sociedad”. El padre Alberto Bustamante, titular del Consejo Superior de Educación Católica, manifestó que “el espíritu es hacer llegar la posición de la Iglesia a las familias que optan por nuestras escuelas católicas porque comparten nuestro estilo de vida. Buscamos transmitir la mirada cristiana del hombre, del varón y la mujer que se complementan con un compromiso para toda la vida”. Bustamante subrayó que no es “un tema de discusión política sino que es antropológico, de concepción de vida”.
Diferente es la postura expresada por el documento ya citado del grupo Enrique Angelelli, que considera a la visión oficial de la Iglesia como “la imposición de una Doctrina Moral estática basada en una concepción antropológica inadecuada para nuestro tiempo”, o del comunicado publicado en el diario Página 12 por el Espacio Ecuménico en el que defienden el papel del Estado para “velar por el goce y cumplimiento de absolutamente todos los derechos humanos de las personas, más allá de sus creencias”. En ese sentido, “es insostenible que algunas confesiones religiosas pretendan imponer su doctrina y creencias al conjunto de la sociedad argentina”, puntualizó el texto de este grupo integrado por la Conferencia Argentina de Religiosos y Religiosas (Confar); el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH); Justicia, Paz e Integridad de la Creación (Jupic); la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA); Diálogo 2000; Área Política-Parroquia Santa Cruz; Comunidad Teológica Rajab; Hermanas Azules; Hermanas del Divino Maestro; Asociación Guadalupe-Endepa; Hermanas de la Santa Unión; y Hermanas Dominicas.