La culpabilidad ha acompañado a las generaciones de madres que han roto con el modelo de ama de casa y se han puesto a trabajar. Pero el análisis estadístico y nuevos estudios demuestran que el niño no padece por ello. Una madre o un padre trabajador dedican al cuidado de su hijo solo 11 minutos menos que el que está en casa. Y la calidad de la atención es el valor en alza.