Un performance realizado por un grupo de feministas en una capilla católica desató la tormenta. Eran unas 70 personas, la mayoría mujeres, que decidieron acudir al centro de culto de la Universidad Complutense, en Somosaguas, para alzar la voz contra la misoginia y el machismo que promueve la doctrina católica y la propia Iglesia. Ese gesto, acompañado por un movimiento más amplio que promueve la laicidad en la universidad pública española, provocó la indignación y la cólera de la extrema derecha y la derecha españolas, que incluso piden penas de cárcel por haber profanado un lugar sagrado.