Álvaro Miguel Rivera fue encontrado en su apartamento en Cali maniatado, con los dientes rotos y golpes en todo el cuerpo. Asesinado. Desde 2001 había recibido amenazas por su trabajo como defensor de derechos humanos de la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas) y de personas con VIH. Su homicidio, el 6 de marzo de este año, aún impune, le dio la vuelta al mundo. Una semana después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó el hecho y facilitó que por primera vez se llevara a cabo una audiencia sobre la situación LGBT en Colombia, a realizarse hoy en Washington.