El mismo obispo español que empezó 2009 diciendo que los preservativos habían servido sólo para propagar el sida –sobre todo en Africa– terminó el año justificando las violaciones hacia las mujeres que abortan, ya que según la visión del prelado Javier Martínez “matar a un niño indefenso da a los varones licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer”. Una reflexión que sirve para pensar qué clase de institución condiciona también en nuestro país los avances en la legislación necesaria para que las mujeres decidan sobre su cuerpo.