Sexo, raza y religión son los factores tradicionales de discriminación laboral en el mundo. Las brechas de género -tanto en el acceso al trabajo de las mujeres como en el nivel de remuneraciones- no son un misterio para nadie. Y pese a los progresos, la exclusión persiste. Peor aún. Suma nueva víctimas: jóvenes, adultos mayores, homosexuales, enfermos de sida y discapacitados.