Incorporar el tema de la diversidad sexual en el cine mexicano y utilizarlo como herramienta de transformación social fue desde su inicio la meta del Festival Mix México, nacido en 1997 en el hoy extinto Cine Elektra de la Ciudad de México. El impacto de este evento en la escena local lo llevó a convertirse en uno de los festivales anuales de la Cineteca Nacional de México, institución pública encargada de difundir y preservar la memoria fílmica mexicana. Mix México es hoy uno de los encuentros cinematográficos con mayores índices de audiencia.
Arturo Castelán, director y fundador del festival, recuerda que en la primera edición, de 10 largometrajes exhibidos, sólo una era mexicano: Actos impuros (1993) de Roberto Fiesco. Pese a la pequeña escala, la muestra despertó gran interés en el público mexicano y dio los primeros pasos en la apertura del cine nacional a producciones de temática LGBT. Para Castelán, ese impacto se evidencia en el rápido crecimiento del Mix México –actualmente se proyectan más de 50 filmes por edición– y en su expansión a otros estados de la República mexicana, como Nuevo León. El evento anual llegó a consolidarse a pesar de la oposición de algunos sectores de la industria cinematográfica mexicana, comenta.
Como antecedente del festival, Castelán cita las proyecciones gratuitas de películas del director estadounidense Tom Kalinen, organizadas por el fallecido escritor mexicano Carlos Monsiváis, en las salas de video de la Cineteca Nacional y en el Cinematógrafo del Museo del Chopo durante la Semana Cultural Lésbico Gay. Estas reuniones permitieron mostrar trabajos innovadores enmarcados en la línea del New Queer Cinema, movimiento estadounidense que buscó levantar la censura fílmica sobre la diversidad sexual y desarrollar convenciones que representaran una alternativa a la óptica heterosexual del llamado ‘cine gay’, explica el también realizador Castelán. Para él, las muestras de Monsiváis evidenciaron que había un público interesado en apreciar este tipo de cine.
Otro impulso para el festival fue la gran aceptación por parte del público de filmes que abordan centralmente temáticas LGBT, como la cubana Fresa y Chocolate (1994) de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, y la ítalo-turca Baño Turco (1997), de Ferzan Oztopek, agrega el director de Mix México. Considera que, además de visibilizar a un sector social fuertemente discriminado, el Festival ha cumplido con el objetivo de impulsar entre nuevos realizadores la producción cinematográfica sobre el tema.
A lo largo de 15 años, Mix México ha colaborado en la realización de 12 largometrajes. Castelán aclara que “si bien no incidimos directamente en la producción, sí apoyamos su difusión y proyección”, como en el caso de los documentales Blatangelus (2010) de Roberto Canales, que aborda el trabajo de la Iglesia de la Reconciliación, hoy Metropolitana Universal, única institución religiosa en México que apoya a la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI); y Morir de pie (2010) de Jacarandá Correa, que narra la historia de Irina Layevska, mujer transexual portadora de discapacidad y militante comunista en la década de 1990.
El Festival también acompañó la carrera de Julián Hernández, notable cineasta mexicano, quien encontró en Mix México un espacio para dar a conocer sus cortometrajes. Después de su primera aparición, Hernández obtuvo fondos para filmar su ópera prima, Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor (2003), que ganó el premio Teddy Bear (concedido a películas que abordan temas LGBT) en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 2003. Hernández realizó otros filmes como El cielo dividido (2006) y Rabioso sol, rabioso cielo (2009), también galardonado con el Teddy Bear.
Continuando con su tarea de apoyar nuevas generaciones, la dirección del Festival lanzó este año la IV Convocatoria de Cortometraje Premio Mix México 2011, auspiciada por el Instituto Mexicano de Cinematografía, que financiará la producción y posproducción del proyecto ganador, así como su difusión nacional e internacional.
Castelán afirma que la apertura cinematográfica a estos temas ha permitido mostrar a la sociedad diferentes facetas de las comunidades LGBT en México y recuperar la función social del cine. Señala que con el apoyo a nuevos trabajos se busca evitar la preeminencia de pocos directores especializados en la cinematografía nacional y acabar con la idea de que se trate de un ámbito exclusivo para realizadores homosexuales.
También se propone diversificar el abordaje de estos temas y evitar lugares comunes, como los típicos retratos de las parejas gays de clase media-alta. Desde hace más de 30 años, afirma, no se producen películas como el Lugar sin límites (1978), de Arturo Ripstein, que tratan temas como los crímenes homofóbicos. “Es importante contar con un espacio como las pantallas de cine para la expresión de opiniones sobre temas de gran importancia para las personas LGBTTTI, como los discutidos en el último año”, declara, refiriéndose a los debates legislativos sobre los derechos de las parejas del mismo sexo y los crímenes de odio en México.
La meta de la dirección del Festival es que 70% de la programación corresponda a producciones nacionales, ya que actualmente estas sólo ocupan el 15%. Por ello, afirma Castelán, es necesario apoyar más la diversidad sexual en el cine mexicano. Explica que comparado con otros países de América Latina, donde la producción cinematográfica general es baja, México se ha destacado al producir varias películas de este corte cada año. Países como Paraguay lanzan alrededor de una película al año, y sólo una de ellas, el documental Cuchillo de Palo (2010) de Renate Costa, ha abordado esta temática.
Señala además, que, a diferencia de otros países, Mix México no ha sido objeto de ataques violentos como los ocurridos en Chile en octubre del año pasado, cuando un grupo de personas arrojó botellas al interior de la sala de cine del Centro Cultural España, en Santiago, durante una de las proyecciones del Festival de Cine de la Diversidad Sexual 2.0. Manifestantes repartieron panfletos que rezaban: “Promover la homosexualidad no es cultura”, “¡Aquí se gastan tus impuestos! Promover el homosexualismo no es tolerancia”.
A 15 años de la primera edición del Festival Mix, Castelán considera que, a pesar de que su tema central sea la diversidad sexual, este festín filmográfico responde a una nueva tradición de “cultura sin etiquetas”. “No hay arte sin diferencia”, declara.