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Literatura de mujeres en América Latina

Francesca Gargallo, escritora de origen italiano naturalizada en México, es reconocida por su producción novelística y poética, En ella explora las relaciones de opresión a que están sujetas las mujeres en contextos patriarcales, las luchas y resistencias a ese lugar de dominación. Entre su producción literaria más reconocida se cuentan las novelas Días sin casura (1986) y Marcha seca (1999), así como su obra poética A manera de retrato una mujer cruza la calle (1990).

Además de su obra ficcional, Gargallo ha desarrollado un importante trabajo de investigación sobre la historia de los movimientos de mujeres y el surgimiento de un pensamiento feminista mexicano y latinoamericano. En 2006 obtuvo la primera mención en el Premio Libertador al Pensamiento Crítico que otorga el Ministerio de Cultura de la República Bolivariana de Venezuela por su libro Ideas Feministas Latinoamericanas.

En su artículo “Género, deseo y formulación de imágenes e ideas”, publicado en Disidencia sexual e identidades sexuales y genéricas, donde reflexiona sobre el lugar de las mujeres en la construcción de una historia nacional mexicana, afirma que la historia “es un terrible péndulo de exclusión e inclusión social, donde las mujeres, las artistas y las disidentes sexuales han estado excluidas de las páginas escritas y del reconocimiento de la cultura oficial y de la cultura de masas”.

En entrevista con el CLAM, asumiendo una postura anticanónica, la escritora recomienda leer lo que uno quiere y no “lo que le obligan”, habla sobre el surgimiento de una literatura de mujeres en América Latina y sobre las relaciones entre intelectuales, escritoras y movimientos sociales.

Para empezar nos gustaría aclarar el uso de dos términos que se usan como sinónimos pero que algunas personas encuentran problemáticos: literatura femenina y literatura de mujeres. ¿Cuál de ellos prefiere?

Yo prefiero hablar de literatura escrita por mujeres, porque lo femenino y lo masculino son definiciones que vienen de la división de género y una mujer puede ser femenina o no, ya que lo femenino no es algo que provenga de su sexo.

¿Cómo surgió la literatura de mujeres en los discursos literarios mexicanos y latinoamericanos?

Para mí la literatura de mujeres no nació a partir de la conformación de un espacio por parte de escuelas o editoriales. Por el contrario, en México las mujeres venían escribiendo de manera sistemática desde mediados del siglo XIX. En este proceso por el que algunas mujeres se forjaron como escritoras es importante señalar el papel que desempeñaron revistas literarias femeninas fundadas en Mérida, en el estado de Colima y en Ciudad de México, como Las violetas del Anahuac –que después se convertirían en una serie de Violetas en el resto del país, como en el caso de Monterrey–, El Álbum de la Mujer y El Correo de las Señoras; así como la conformación de círculos de estudio de mujeres alrededor de la costura hacia 1870.

Estos escenarios fueron de una gran riqueza política, en tanto allí las participantes debatían sobre temas relacionados con los derechos de “algunas mujeres”, como el derecho la educación, al patrimonio familiar y a la custodia de los hijos. Digo de “algunas mujeres” porque debemos tener en cuenta que estos debates no eran generalizables a todas las mujeres, sino sólo a aquellas que pertenecían a determinados estamentos sociales y tenían una definición étnica específica, mujeres criollas y mestizas de sectores medios y medios altos. En este proceso no participaron las mujeres trabajadoras, dado que ellas aprendieron a escribir de otra forma, a partir de la militancia política.

Este primer grupo de mujeres escribió inicialmente para defender sus derechos de clase y posteriormente, hacia 1890, sus derechos políticos, como el derecho al voto. La defensa de sus derechos tenía lugar mientras escribían cuentos y poemas, algunos de ellos dirigidos a sus mejores amigas, que se caracterizaban por un profundo erotismo, aunque ellas parecían no ser concientes de ello. En esos versos yo encuentro los poemas lésbicos más bellos que he leído: “Mi querida amiga, palpito cuando te veo…”.

¿Qué particularidades encuentra usted en la literatura de mujeres latinoamericana respecto a la que se produjo en otros contextos, como el europeo?

Una de las particularidades es la presencia de ideas políticas nacionalistas y sociales desde sus inicios. En el siglo XIX, cuando surge una cantidad importante de mujeres escritoras, un tema frecuente fue el rechazo a las invasiones de extranjeros en el territorio nacional. Al respecto, algunas autoras mexicanas afirmaban en sus poemas que nunca se casarían con franceses, por ejemplo.

En la producción literaria de escritoras mexicanas también se evidencian tensiones entre mujeres relacionadas con lo étnico. La pertenencia a un grupo étnico era un elemento que marcaba una distancia importante para ellas. Algunas de las mujeres blancas y mestizas claras se mostraban como superiores en su descripción de las otras mujeres, las indígenas, mestizas oscuras y mulatas, a quienes presentaban como víctimas o como mujeres inferiores. Estos rasgos de colonialidad están presentes desde que las mujeres empezaron a escribir en México.

¿Qué lugar tiene en la literatura de mujeres figuras tempranas como Sor Juana Inés de la Cruz?

Ella es una mujer muy grande en su escritura, en su reflexión filosófica. Ella se acerca al pensamiento más de avanzada de la época, de carácter posplatónico. Sor Juana es tan grande que de alguna manera exalta la figura de todas las mujeres y la ofusca a la vez, y no es una contradicción. Sor Juana juega en las letras mexicanas lo que la Virgen María en la cultura católica. Son tan grandes que no tienen semejanza con nada más.

¿Qué papel puede desempeñar la literatura en la lucha por los derechos de las mujeres y cuál cree que es su relación con el movimiento feminista?

La literatura como forma de arte escrita es la única que tiene la posibilidad de romper con las imposiciones de la información y la posición de los medios. A través de ella se puede rescatar el sentir de las mujeres y esto es muy importante, porque no hay lucha social que parta desde un lugar distinto al del sentir.

Lamentablemente, la relación de las mujeres intelectuales, las artistas y el movimiento feminista en México es pésima. Por ejemplo, muchas de las feministas intelectuales sólo ven el mundo a través de la sociología y han rechazado por años a las artistas, quienes son capaces de expresar el sentir feminista. Las feministas y las intelectuales de los años setenta y ochenta de este siglo en México fueron absolutamente incapaces de dar cuenta de la importancia de las pintoras, de las escultoras y de las poetas. Las reivindicaban sólo cuando eran cercanas a ellas. Por ejemplo, en México las intelectuales feministas no han visto, si es que en realidad lo han hecho, sino a Rosario Castellanos y a Elena Poniatowska, porque les convenían. Recién ahora se empiezan a dar cuenta de que sólo las artistas son capaces de reivindicar el sentir político de las mujeres y su derecho a hablar sobre su cuerpo como un espacio suyo, no mediatizado por discursos de medios de comunicación, de organizaciones no gubernamentales o de agencias financiadoras.

Para finalizar ¿qué escritoras recomienda leer?

De México amo a María Luisa Puga y Cristina Rivera Garza, como novelistas; a Rosina Conde, como cuentista; a Rosario Castellanos, Dolores Castro, Elsa Cross, Silvia Tomasa Rivera y a Elisa Buch como poetas. En América Latina, considero importantes a la dominicana Ángela Hernández Núñez y la argentina Luisa Valenzuela.

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