En Paraguay se insiste en que el presidente Fernando Lugo “no hizo más que repetir lo que hacen todos los varones aquí en el país”. La historia de la ausencia masculina en la responsabilidad paterna es larga, por lo que el hecho de que el presidente reconociera un hijo de dos años, del que hasta ese momento había hecho caso omiso –al que se sumaron dos más en los días siguientes– puso al descubierto la realidad que afecta a las mujeres paraguayas.
El impacto mediático del caso abrió las puertas para que diversas organizaciones de la sociedad civil y del movimiento de mujeres del Paraguay difundieran, no sólo las falencias del sistema legal para que las mujeres puedan hacer un reclamo de paternidad, sino la necesidad de abordar seriamente temas como el respeto por los derechos sexuales y reproductivos, una legislación a favor de la despenalización del aborto, normas que sancionen la violencia contra las mujeres, y leyes antidiscriminatorias.
La Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), red compuesta por 10 organizaciones, también alzó la voz en este tema. La CMP, que lleva 22 años trabajando por los derechos de las mujeres en ese país, está integrada por Aireana, Alter Vida, CDE Centro de Documentación y Estudios, Círculo de Abogadas del Paraguay, Colectivo de Mujeres 25 de Noviembre, GEMPA Grupo de Estudios de la Mujer Paraguaya del CPES Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, Kuña Roga, Mujeres por la Democracia, BECA Base Educativa y Comunitaria de Apoyo, Asociación Trinidad.
La coordinación “de turno”, como denominan las integrantes de la CMP a ese cargo rotativo, habló con el CLAM sobre la agenda del movimiento de mujeres en Paraguay, el estado de situación de los derechos sexuales y reproductivos y el impacto de esta noticia en la lucha por sus derechos.
¿Cómo ha sido abordado por el movimiento de mujeres de Paraguay el reconocimiento de la paternidad del presidente Lugo?
Para la CMP, la paternidad responsable es un asunto de interés público. Por eso hicimos circular en el mundo un comunicado denunciando los alcances y consecuencias de este hecho. En ese documento enfatizamos que los derechos de la infancia, así como los derechos de las mujeres, son un asunto público porque al estar reconocidos deben ser garantizados, respetados, protegidos y promovidos por el Estado.
Asimismo, creemos que el poder de un hombre no está por encima de la ley. El Presidente, como ciudadano paraguayo, no está por encima de las leyes y debe cumplir con sus deberes de reconocimiento, cuidado y alimentación de quienes resulten ser sus hijos.
Para la Coordinación, la conducta de Lugo refleja la persistencia del orden patriarcal. El Presidente es parte de una cultura de dominio masculino con plena vigencia en la sociedad paraguaya. Nos preocupa que las referencias a estos casos refuercen otros estereotipos atribuidos a las mujeres como víctimas desprotegidas, seres incompletos que precisan a un hombre que las proteja y como personas sujetas al dominio masculino en el marco de una heterosexualidad obligatoria.
También consideramos que en un Estado Laico no deben existir discriminaciones ni privilegios basados en la religión, por lo que afirmamos que actualmente las hijas e hijos (de Lugo y de quien sea, nacidos en cualquier circunstancia) tienen iguales derechos ante la ley. Sin embargo, la doble moral de la iglesia católica discrimina y perjudica a las mujeres, niega los derechos sexuales y reproductivos de las personas, protegiendo a la vez a sus propios miembros cuando éstos tienen una vida sexual irresponsable. Es tiempo de que reconozcamos y cambiemos esta situación.
A través de leyes podemos obligar a los hombres a reconocer su descendencia y arcar económicamente con ella. Esto es necesario en un país de padres irresponsables como Paraguay. A la vez, nos oponemos a que el reconocimiento paterno (más aún cuando fue inicialmente negado) vaya acompañado de un poder desproporcionado para hombres que, pese al reconocimiento, estarán ausentes frente a las demandas de la cotidiana crianza de hijas e hijos.
Más allá de la posible prescripción de los hechos, nos preocupa que el Presidente haya podido cometer hechos punibles contra la autonomía sexual de las personas. Pero ¿qué pasaría si Lugo fuera culpable? Según lo previsto por nuestro Código Penal, machista y discriminatorio, tendría que pagar una multa y asunto terminado. Ésta es la seriedad con la que se toman nuestras leyes la dignidad de la vida de las mujeres. Nos molesta profundamente que personas y grupos políticos, que desde sus cargos legislativos no atendieron nuestro reclamo sobre cambios a la ley penal (en éste y muchos otros aspectos), hoy hagan uso político de la supuesta falta presidencial.
¿Cuál es la agenda actual de la CMP en torno a los derechos sexuales y reproductivos en Paraguay?
La CMP forma parte de la Campaña por una Convención Interamericana de los Derechos Sexuales Reproductivos, que es una iniciativa regional. En Paraguay esta instancia está conformada por diversas organizaciones que forman la Coordinación y desde allí posicionamos públicamente temas de derechos sexuales y reproductivos como la despenalización del aborto, los derechos humanos de lesbianas, gays y trans, el conocimiento del tema de la intersexualidad y el proyecto de ley de salud sexual, reproductiva y materno perinatal. Asimismo, recordamos en todo momento y enfáticamente que el Estado Laico debe garantizar estos derechos.
Desde la CMP propiciamos en 2007 una campaña de apoyo a la aprobación del proyecto de la ley de salud sexual, reproductiva y materno perinatal (presentada por un senador), además de proponer modificaciones a la misma. La propuesta tuvo como propósito reglamentar los artículos constitucionales que garantizan a las paraguayas y los paraguayos el ejercicio de sus derechos reproductivos, protegiendo y promoviendo la paternidad y la maternidad responsables. Lamentablemente no fue aprobado. En este año 2009, un nuevo proyecto se encuentra en estudio en 5 comisiones del Senado y la CMP está impulsando su aprobación junto a otras organizaciones.
¿Cuál fue la evolución de la agenda desde la conformación de la CMP?
Si bien el tema del aborto se trató en varias ocasiones desde 1987, la CMP sólo tiene una postura unánime a favor de la despenalización desde el año 2001. En el gobierno, la Ministra de la Mujer, Gloria Rubín se declaró partidaria de la despenalización del aborto, pero no habló de legalización. Sin embargo, las condiciones para pensar hoy en un debate sobre el aborto en Paraguay son difíciles, ya que tenemos un Parlamento conservador fácilmente persuasible por las fuerzas fundamentalistas.
Los derechos de las lesbianas forman parte de la agenda de la CMP desde 2005, con la entrada de Aireana, un grupo de lesbianas feministas. Efectivamente, no es lo mismo reivindicar para las “otras” que desde el seno mismo de la Coordinación. Con esta inclusión vamos pasando desde un feminismo inevitablemente central y heterosexual que “incluye” otros feminismos, a un feminismo plural, más amplio, consciente de sus diversidades.
¿Cuáles son las principales barreras que pueden impedir un debate sobre el aborto?
Principalmente son sectores fundamentalistas que tergiversan informaciones e impiden, como sucedió en el año 2005, que se apruebe una ley de protección de víctimas de delitos contra la autonomía sexual. Esos sectores argumentaban que la ley propiciaba el aborto. Pasó exactamente lo mismo con el proyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva que no tiene nada que ver con aborto. Lamentablemente, si estas situaciones y presiones no pueden superarse, es muy difícil que pueda aprobarse una modificación al Código Penal que despenalice el aborto. El Parlamento es conservador.
Lo que no se dice desde los sectores opuestos a la legislación de estos derechos, es cuántas mujeres se enferman y cuántas mueren en el Paraguay a causa de los malos servicios, de la falta de información sobre temas sexuales y reproductivos y de la criminalización del aborto, una práctica ante la que se cierra los ojos, porque justamente quienes más la sufren son las que menos voz poseen.
>EL reconocimiento pleno los derechos sexuales y reproductivos las mujeres, supone cambios culturales. ¿Cómo encara el movimiento de mujeres esas cuestiones? < b>
El movimiento feminista es más amplio que la CMP ya que existen diversas organizaciones trabajando desde las más diversas perspectivas para, justamente, promover un cambio cultural. Hay acciones “de calle”. Una de ellas se llamó “Ojo, Estado Laico”, realizada el día en que asumió el poder el actual Presidente. Asimismo, hemos trabajado en la visibilización a través de los medios de prensa e impulsado proyectos de incidencia en el Poder Judicial. No se puede desconocer el trabajo de lobby para que las leyes citadas anteriormente puedan ser debatidas en el Parlamento. Por otro lado, participamos en los Encuentros Feministas que son bianuales y buscan posicionar temas que analizan tópicos diversos como el cambio cultural, la justicia social, la historia de las luchas, los derechos sexuales y los derechos reproductivos, entre los más importantes.