Por Gabriela Robledo (poeta antologada)*
y Claudia Salazar (antologadora)**
Varias antologías de literatura homosexual en lengua española publicadas del año 2000 a la fecha incluyen algunos textos de temática lésbica. Ninguna antología latinoamericana, sin embargo, había sido dedicada exclusivamente a la literatura lésbica, lo que confirma la obliteración del tema en producciones editoriales sobre homosexualidad. Voces para Lilith (2011) viene a cubrir un vacío también reflejado en los estudios literarios y de género en la región. De allí el valor singular de esta publicación en el ámbito de la construcción de imaginarios alternativos a la heteronormatividad. La obra recoge 48 textos de escritoras sudamericanas contemporáneas sobre temática lésbica, tanto de poesía como de narrativa.
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El 30 de julio de 2011, en la Feria Internacional del Libro de Lima, Melissa Ghezzi y Claudia Salazar, antologadoras, recibieron a las escritoras Rosario Aquim de Bolivia; Marianela Cabrera, Eleonora Requena y Ely Zamora de Venezuela; Gabriela Robledo de Argentina y Melissa Ghezzi y Jennifer Thorndike del Perú, autoras participantes de la antología.
Al principio, el auditorio empezó a poblarse tímidamente, pero cuando las escritoras comenzaron a leer sus textos, la sala se llenó con un público variado: visitantes de la Feria, escritores y escritoras y mujeres que escuchaban expectantes algo que les resultaba, a la vez, familiar y novedoso. El evento dio un paso hacia la reivindicación lésbica de los espacios públicos.
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Como toda antología, Voces para Lilith propone un corpus considerado esencial desde el punto de vista de quienes realizamos la compilación. El eje de nuestra selección fue el criterio estético, por lo que incluimos textos que juzgamos valiosos por su calidad literaria. Consideramos también que la antología reuniera textos inéditos de autoras sudamericanas sobre temática lésbica, tanto de poesía como de narrativa; que tuvieran al menos un libro publicado anteriormente, de preferencia sobre el tema; y que continuaran en el ejercicio literario. Se trata entonces de una antología de textos contemporáneos que representa la pluralidad de la experiencia lésbica, con especial cuidado en el manejo de la escritura.
La convocatoria nos permitió reunir una gran diversidad de voces de escritoras sudamericanas. Entre ellas se puede encontrar algunas de renombre junto a otras para quienes la antología representa una oportunidad de divulgar sus escritos más allá de las fronteras nacionales. Al hablar sobre literatura latinoamericana, Brasil suele ser excluido por la cuestión lingüística. En Voces para Lilith esta barrera fue superada; las autoras luso-hablantes fueron traducidas al español. Si bien buena parte del trabajo de investigación dependió de nuestro conocimiento de algunas publicaciones o del acceso a ellas a través de medios tradicionales (especialmente bibliotecas), hubo autoras a quienes llegamos gracias a los contactos que nos brindaron otras escritoras hispanoamericanas.
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Gabriela Robledo – Cuando recibí la invitación para participar en la antología pensé en el valor de las redes que la hicieron posible. En mi experiencia como escritora, académica y activista lesbiana feminista he tenido la oportunidad de participar con varias de las autoras no sólo en lecturas y congresos, sino también en acciones del movimiento lésbico de Argentina. Claramente, lo que tenemos en común es la preocupación literaria por hacer emerger una nueva sujeta discursiva, distinta de la sujeta “mujer” literaria e histórica, que existe a cambio de un pacto con la heteronormatividad que le asegura legitimidad y coherencia sexual y social. En estos cambios de imaginario se juega una tarea política.
Claudia Salazar – El proceso de investigación y compilación puso en evidencia la relación entre nacionalidades y sexualidades. No es una coincidencia, a mi parecer, que un país como Argentina, donde hay muchos avances en la lucha por el reconocimiento de los derechos de las poblaciones homosexuales (hasta el momento es el único país sudamericano donde se ha aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo), sea el que presente más escritoras sobre temática lésbica y en el que las publicaciones relacionadas hayan experimentado un auge. Esto es un síntoma de las complejas y estrechas relaciones que se dan entre lo político y las representaciones culturales de las subjetividades marginadas.
Gabriela Robledo – El hecho de que haya más escritoras argentinas puede verse como un proceso dialéctico. En Argentina hay un sólido ejercicio de práctica y reflexión política. Los Encuentros Nacionales de Mujeres son un ejemplo de ello. Se organizan desde hace más de 25 años buscando un diálogo plural y horizontal. En 2003 abordaron decididamente la temática lésbica –aunque los orígenes del activismo LGTTB puedan rastrearse hasta inicios de los años setenta. Estas circunstancias movilizaron indudablemente el reconocimiento tanto de los derechos como de la existencia y la humanidad de las lesbianas en cuanto sujetas. Creo que esta ha sido una condición de posibilidad para la emergencia de nuevas enunciadoras, con producciones literarias capaces de expresar subjetividades lésbicas, explorar nuevos territorios de lo erótico e interesadas en un cambio de libreto que transgreda el lenguaje de la literatura androcéntrica y universal.
Claudia Salazar – Algunas escritoras declinaron la invitación a participar en nuestra antología aduciendo que corrían el riesgo de ser etiquetadas como lesbianas, independientemente de si lo son, lo que podría ir en detrimento de sus carreras literarias al encasillarlas en una temática. Otras señalaron que no habían “salido del closet”, algo que no fue requerido en la convocatoria. Dime, Gabriela, como autora, ¿te preocupa ser encasillada como escritora de temática lésbica?
Gabriela Robledo – No tengo una mirada esencialista de las identidades, no creo que sean fijas ni inmutables. La literatura no tiene sexualidad, no creo que haya una literatura lésbica. No es necesario tener la experiencia de un astronauta para escribir sobre las estrellas. Esa distinción no es tan clara en literatura de temática lésbica, donde se asume que sólo una lesbiana se atrevería a expresar una experiencia que aún supone una carga negativa. Es parte de una ontología biológica de la sexualidad que sigue presente, que es preciso comprender en el marco de la modernidad, donde fue gestada. En la antología existen varias aproximaciones sobre el tema.
Claudia Salazar – Sí, lo erótico y las representaciones del cuerpo ocupan casi previsiblemente un lugar central tanto en los poemas como en la mayoría de relatos recopilados. En varios poemas prevalece la mirada interior que se vuelca hacia un tú en un movimiento consciente de su propio carácter transgresor. Este tipo de mirada recala en expresiones de corte erótico y romántico que apelan centralmente a una manifestación del deseo lésbico. Algo similar sucede con algunos textos narrativos donde lo romántico y lo erótico se conjugan, ya sea con el deslumbramiento ante el descubrimiento de la afectividad homoerótica o con las negociaciones y luchas de los personajes frente a un silencio impuesto por las convenciones sociales.
Gabriela Robledo – Para mí no es casual que los temas más recurrentes sean los más viscerales –amor, desamor, condena social, miedos– porque la literatura como hecho social nos ha ayudado a objetivar ciertas opresiones de género difíciles de ver en solitario. Mi poesía no está orientada particularmente hacia el amor romántico, pero sí –y especialmente en mi primera juventud– ha funcionado como un géiser, una explosión en medio de un mundo que lo único que ha tenido para ofrecer ha sido silenciamiento. Involucrarme en el activismo fue una manera de romper ese silencio y darle nuevas savias a mis poemarios. Ahora, en la antología, ¿cuáles han sido las características más sobresalientes de los textos?
Claudia Salazar – En muchos prevalece una intención que se podría llamar testimonial, que quiere expresar y sacar a la luz estas experiencias invisibilizadas por tanto tiempo. En ese afán testimonial radica la fuerza de estos textos. Hay otro tipo de textos que trasciende este ámbito y se orientan hacia la exploración estético-discursiva. Se trata de textos más atrevidos, más experimentales, que quiebran linealidades y desestabilizan lugares de enunciación ya normativizados, por lo que permiten plantear lo lésbico como un espacio de rupturas de normativas falogocéntricas. Pienso, por ejemplo, en relatos como los de la venezolana Dinapiera Di Donato, la peruana Jennifer Thorndike o la argentina Vanesa Guerra, por nombrar algunos, que utilizan la ironía y el humor como armas desestabilizadoras y ponen en jaque la noción de una narradora o escritora lesbiana.
Recuerdo que al final de la presentación una adolescente del público preguntó a las integrantes de la mesa: “¿Como manejaron la escritura sobre temática lésbica con sus familias?”, porque ella misma escribía y sentía miedo de que sus padres supieran que le gustaban las chicas. Tú le contaste tu experiencia personal, primero de rechazo y luego de aceptación, y la niña quedó encantada, lo cual me llevó a pensar en la literatura, no sólo como un hecho estético inmanente sino como un medio de producción de condiciones de vida.
Gabriela Robledo – Sí. Ese fue el momento donde el cruce entre lo personal y lo político estuvo definitivamente frente a nuestros ojos. Donde se hizo cuerpo.
Ghezzi, Melissa y Salazar, Claudia (compiladoras). 2011. Voces para Lilith: Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica. Lima: Editorial Estruendomudo. 400pp. ISBN: 9786124104008.
* Escritora e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba
** Doctora en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Nueva York (NYU)