Por Mauro Cabral *
La historia de la transexualidad es, sin dudas, apasionante. Y mucho de esa pasión tiene que ver con su carácter indomable de paradoja histórico-política. Durante la primera mitad del siglo XX, el gran triunfo transexual consistió en su proposición e institucionalización como diagnóstico –contra el pecado y el vicio–. Las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI pueden caracterizarse, en cambio, por la necesidad de revisar y revertir las consecuencias de aquel triunfo en este presente.
Los artículos reunidos por Miguel Missé y Gerard Coll-Planas bajo el título El género desordenado. Críticas en torno a la patologización de la transexualidad (Egales, Barcelona, 2010) dan cuenta diversa de este presente histórico, de sus dilemas, sus herencias del pasado y sus proyecciones hacia uno o más futuros. Es, como el propio Missé describe, “un libro hecho mientras se lleva a cabo una lucha, un cuaderno de viaje que refleja el estado de la cuestión en un momento concreto, 2010”.
El género desordenado fue escrito y publicado en el empuje de la Campaña Internacional por la Despatologización de la Transexualidad (conocida como Stop 2012). La Campaña exige que el llamado “trastorno de la identidad de género” sea retirado del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (conocido, en su versión actual, como DSM IV-R), de la Asociación (Norte)Americana de Psiquiatría. La demanda también alcanza a la Organización Mundial de la Salud y a su Clasificación Internacional de Enfermedades (conocido, en la actualidad, como CIE-10). Otro “trastorno” también ha sido incluido en el reclamo; se trata del “travestismo fetichista”. Las controversias desatadas en torno a estos y otros diagnósticos prorrogaron la publicación de la quinta versión del Manual, originalmente prevista para 2012, al año 2013.
Los distintos textos que integran el libro abordan, analizan y discuten la des/patologización desde posiciones diferenciadas: el activismo, la academia, la experiencia profesional, pero también la geopolítica. A pesar de su evidente unidad temático-política, la coincidencia de esos textos en un mismo libro no los transforma en versiones repetidas de lo mismo; la diversidad de posiciones vuelve imposible cualquier cierre tranquilizador: el tiempo de la lucha por la despatologización es un presente de riesgo. O, más bien, de riesgos.
Por un lado, la codificación de las identidades y experiencias trans en los términos del diagnóstico las confina, inevitablemente, a una ontología psiquiátrica cuyos efectos negativos están a la vista –efectos que no sólo constituyen a las personas trans como sujetos disminuidos, sino que además contribuyen decisivamente a la reproducción institucionalizada y normativa de estereotipos de género–. Por otro lado, esa misma codificación se presenta –y, en muchos casos, es incluso defendida por las propias personas trans– como una vía de acceso a derechos. En particular, al derecho a modificar quirúrgicamente el cuerpo sexuado y al derecho al reconocimiento legal de la identidad de género. Pero esto no es todo.
Luchar contra la patologización de las identidades y experiencias trans implica asumir, además, otros riesgos. Por ejemplo, el de conceder al diagnóstico psiquiátrico una capacidad performativa aún mayor a la que posee, como si su pronunciamimento fuera siempre, y en todos los casos, capaz de constituirnos sin fisura posible, sin posibilidad alguna de subversión. Y este riesgo se continúa en otro más: el de terminar naturalizando la relación entre enfermedad mental y estigma, una relación de la que, pareciera, sólo es posible sustraerse afirmando nuestro emplazamiento subjetivo en una salud mental sin mermas. Sin embargo, aceptar la patologización de las identidades y experiencias trans en nombre de la accesibilidad implica aceptar, también, la disminución constitutiva de nuestra autonomía decisional y ceder a la psiquiatría la regulación de esa autonomía ya disminuida. Más aún: implica asumir la organización total de la vida generizada en los términos de lo normal y de lo patológico y el lugar que esa organización le reserva, indefectiblemente, a aquellas identidades y experiencias: la patología.
Es precisamente porque El género desordenado le da cabida a estos y otros dilemas de la des/patologización de la transexualidad que Miguel Missé acierta tanto al caracterizarlo como un libro cuyo epílogo todavía no puede escribirse.
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Discutir las epistemologías, éticas y políticas aunadas en torno a la patologización/despatologización de las identidades y experiencias trans en América Latina es un imperativo de esta hora. Distintos países –incluida la Argentina, desde donde escribo– se disponen a debatir leyes de identidad de género y de acceso a modificaciones corporales capaces de otorgar un máximo de acceso y reconocimiento con mínimas exigencias diagnósticas o sin requisito diagnóstico alguno. En este contexto político, la lectura de El género desordenado se vuelve no sólo herramienta, sino también interpelación, una interpelación que todavía precisa de nuestras respuestas.
El género desordenado. Críticas en torno a la patologización de la transexualidad. Miguel Missé y Gerard Coll-Planas Editores. (Egales, Barcelona, 2010). ISBN: 978-84-92813-20-9. Ver datos del libro aquí.
Índice
Prólogo (Judith Butler).
1. Introducción (Gerard Coll-Planas).
2. Análisis del panorama discursivo alrededor de la despatologización trans (Aimar Suess).
3. La policía del género (Gerard Coll-Planas).
4. Medicina entre la elección y el cuidado en la transición FTM (EJ Conzález-Polledo).
5. Reflexiones etnológicas sobre la medicalización globalizada de las identidades trans a través del ejemplo de Brasil (Carsten Balzer).
6. Historia de la patologización y despatologización de las variantes de género (Kim Pérez).
7. Reflexiones sobre la transgresión del transgenerismo (Silvia Morell Capel).
8. Transexualidades, psicoanálisis contemporáneo frente a las transexualidades (Manuel Baldiz).
9. El psicoanálisis contemporáneo frente a las transexualidades (Manuel Baldiz).
10. Sugerencias para la revisión de los diagnósticos relacionados con el género en el DSM y el CIE (Randall D. Ehrbar, Kelley Winters y Nicholas Gorton).
11. Derechos sanitarios desde el reconocimiento de la diversidad (Sandra Fernández).
12. Diálogo trans-cultural (Andrea García Becerra y Miquel Missé).
13. No hay nada más feminista que el desafío trans (Itziar Ziga).
14. Generando géneros y patologizando sujetos (Barbara conocimientos encarnados (Antar Martínez-Guzmán y Marisela Montenegro).
15. Producciones narrativas: transitando conocimientos encarnados (Antar Martínez-Guzmán y Marisela Montenegro).
16. Epílogo (Miquel Missé).
* Mauro Cabral es Co-Director de GATE (Global Action for Trans* Equality).