CLAM – Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos

Ativista sem fronteiras

Pedro González Zerolo es español, aunque nació durante el exilio de sus padres en Venezuela. De profesión abogado, es concejal del Ayuntamiento de Madrid, miembro de la Ejecutiva Federal Nacional del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Secretario de Movimientos Sociales y Políticas Migratorias; además de Embajador de ONUSIDA para América Latina y el Caribe y ex presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de España. Sin embargo, a la hora de definirse deja de lado los rótulos y habla de sí mismo como activista, reconociendo la importancia de armar redes de activismo. Sostiene también que, desde que entró en la lucha, siempre supo que las realidades de lesbianas, gays y transexuales debían estar juntas.

En su carácter de Concejal, la ley lo habilita a celebrar matrimonios y cuenta haberlo hecho en más de 300 bodas. Zerolo sostiene que muchas de esas bodas han sido entre personas del mismo sexo que están integradas por un español o española y su pareja latinoamericana. “Tarde o temprano muchos de ellos intentarán el reconocimiento de esos matrimonios en sus países de origen. Esa es una forma más de luchar”, comenta.

En su paso por Buenos Aires, el activista español se encargó de dar apoyo público al proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, promovido por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) y el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Zerolo cuenta que sueña con que Argentina sea el primer país de América Latina en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. Dice que, para ello, lo único que hace falta es valentía.

Una preocupación de las naciones latinoamericanas es la situación de sus emigrantes en tierras del llamado primer mundo. En los Estados de la Comunidad Económica Europea se ejerce cada vez más violencia contra los ciudadanos extracomunitarios que vienen a trabajar en su territorio. ¿Cuál es la realidad de los inmigrantes LGBT en España?

Por primera vez tenemos un modelo de política migratoria. Antes de que llegara Zapatero, la regulación de la inmigración estaba radicada en el Ministerio del Interior, por lo tanto lo único que desarrollaba el gobierno de España eran políticas de tipo policial. Con el nuevo gobierno estamos diseñando un modelo de política migratoria basado en la legalidad, la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos y el reconocimiento de la igualdad y la apuesta por la integración. Es un modelo migratorio en el cual participan todos menos la derecha. En España hay inmigrantes gays, lesbianas y transexuales que se acogen a las leyes aprobadas. Es muy importante señalar que muchos de ellos disfrutan de la igualdad y la transmiten a sus países de origen.

En América Latina, Argentina, México y Uruguay se han convertido en los precursores del tema matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Cuál es la estrategia para que los avances legales se traduzcan en cambios culturales y sociales?

La estrategia es trabajar para lograr el cambio en la mentalidad social. Eso no es fácil; se hace, fundamentalmente, a través del tejido asociativo. Soy de los que piensan que todo cambia de abajo para arriba, principalmente cuando la ciudadanía es capaz de organizarse y trabajar a través de colectivos reivindicativos, de movimientos sociales. Históricamente el movimiento de liberación homosexual y transexual trae causas del movimiento de liberación racial, del movimiento de liberación antiesclavista y por supuesto del movimiento feminista. Mis maestras han sido las mujeres políticas de izquierda y feministas. Hay que trabajar desde los colectivos, creando redes. En España esa red entre lo que es el movimiento de liberación feminista y los movimientos de liberación homosexual y transexual funcionó a través de mucho trabajo y debate; sobretodo saliendo a la palestra, dando la cara y explicando las cosas. Cuando uno explica la realidad, cuando subraya la realidad, inmediatamente te entienden. De este modo se crea la conciencia necesaria para que luego los sindicatos, los partidos políticos y el gobierno la tomen en consideración y actúen en consecuencia. Eso es lo que pasó en España, el cambio se produce gracias al trabajo de tantas mujeres y de tantos hombres que durante tanto tiempo dedicamos mucho de nuestra vida a trabajar y reivindicar en los colectivos. Resultado de esa forma de trabajo es la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la igualdad formal para las mujeres y también, tiempo después, en el caso de los homosexuales y transexuales. Hemos conseguido la igualdad formal, el reconocimiento de la dignidad tanto como para unos como para otros, pero hay que seguir adelante y la mejor manera es trabajar y educar.

¿Qué rol juega la educación en la igualdad de derechos?

La educación es la mejor manera de profundizar en la igualdad, que no tiene que ser sólo formal sino también social y material; es por eso luchamos. En España ha habido que aprobar leyes para procurar la igualdad efectiva, material y social de las mujeres, y eso que llevan ya mucho tiempo reconocidas en igualdad formal. Sin embargo, fue necesario no sólo aprobar una ley de reconocimiento de la igualdad efectiva, sino otra para que en las escuelas públicas y en las escuelas sostenidas con fondos públicos exista una asignatura de educación para la ciudadanía, donde a nuestros hijos y a nuestras hijas se les enseñe las habilidades necesarias y oportunas para evitar el machismo, el racismo, la xenofobia, la homofobia o la transfobia.

¿Por dónde empezar ese trabajo?

Como activista luché siempre por el reconocimiento de la igualdad formal porque es la mejor medida educativa que existe. Si tenemos que esperar que algunos se pongan las pilas y digan qué cosas hay que cambiar o si tenemos que esperar que los cambios sucedan por su propia dinámica pues largo me lo fiáis, porque los que no quieren que nada cambie siempre están ahí y tienen muchísimo poder para seguir conservando sus privilegios. Esto hay que tenerlo bien claro. En el mejor de los casos, los partidos de progreso y los partidos de izquierda gobiernan, pero el poder lo siguen teniendo los de siempre, los que no quieren que nada cambie y en sus discursos dejan bien claro que son machistas, homófobos, xenófobos y racistas. Todas esas fobias son parte de un mismo trastorno: quien es homófono, machista, normalmente es xenófobo y racista. Un trastorno como la falta de habilidades sociales se cura con educación.

La manera de acelerar el cambio es luchar por la igualdad formal. ¿Por qué? -porque es una medida educativa magnifica tanto para la realidad discriminada como para los que discriminan. Primero para la realidad discriminada, porque había y sigue habiendo en muchas partes del mundo mujeres que piensan que han nacido para ser las sirvientas de un hombre o que han nacido sólo para estar esclavizadas por un hombre –como en su momento hubo negros que pensaban haber nacido para ser esclavos de un blanco y homosexuales que pensaban haber nacido enfermos o pecadores. Las leyes son educativas para las realidades discriminadas porque se les dice a ellas “ustedes son iguales que los demás” y para los discriminadores por que la igualdad formal sirve para luchar contra la discriminación.

¿Cree que están dadas las condiciones para que en América latina se discuta socialmente y en los parlamentos el matrimonio entre personas del mismo sexo?

Sí, sí y sí. Si España lo ha conseguido, si España lo hizo, lo pueden hacer todos los países que forman parte de la región. La sociedad argentina está tan preparada como lo estaba la española. Lo importante es que el cambio se produzca y considero que se están siguiendo los pasos oportunos: la creación de una federación argentina de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales ha sido un paso importantísimo. En tan sólo tres años se han dado pasos importantes como los recursos planteados ante la Corte Suprema de Justicia sobre la negativa para el matrimonio entre personas del mismo sexo o el hecho de que en este momento exista en el Congreso un proyecto de ley avalado por más de veinte representantes para procurar el matrimonio. Si en España se ha conseguido, en Argentina se puede conseguir también; lo único que hace falta es tener políticos valientes. En España los tenemos y en Argentina pues creo que también se pudiera lograr.

¿Existen diferencias en otros países?

En Chile, por ejemplo, se han dado pasos importantes pero también hay que conocer la realidad latinoamericana, sobre todo en el cono sur. Chile tiene una magnifica Presidenta pero que está dentro de una concertación que no facilita las cosas para desarrollar políticas con perspectiva de género y ampliar derechos a determinadas realidades. En cambio en Argentina la Presidenta es libre para pasar a la historia y a la historia se pasa hoy siendo valientes. Si la Presidenta es valiente pasará a la historia y además colocará a Argentina en el mapa de la igualdad, como estuvo hace muchos años. Fue de los países más avanzados del mundo. Colocar a la Argentina en el mapa de la igualdad, la libertad y la fraternidad será un cambio que no sólo le subirá la autoestima a este país, sino que producirá avances sociales, efervescencia cultural y prosperidad económica.

¿Qué le diría a interesados en avanzar por la igualdad y contra la discriminación de lesbianas, gays, bisexuales y trans?

El mensaje que traigo como activista es contar lo que hicimos en España, que es perfectamente extrapolable: organizarse, construir redes, crear organizaciones de carácter estatal como la Federación Argentina y la Federación Uruguaya y trabajar procurando siempre la visibilidad, convencer a la realidad homosexual, transexual y bisexual, que es una realidad discriminada, para que se visibilice. Luego, con la visibilización y el discurso, acercarse a otros movimientos sociales y a los partidos políticos para procurar el cambio. Es lo que han hecho todos los movimientos de reivindicación: llegar convenciendo. En España las leyes de igualdad tenían respaldo ciudadano mayoritario antes de aprobarse y durante su aprobación. Ahora han obtenido tres avales fundamentales: el aval social, el político y el parlamentario. Es fundamental alcanzar el apoyo de los partidos de izquierda para procurar la igualdad y luego el apoyo de la sociedad.