Con esa expresión, Rolando Jiménez, líder y dirigente del Movimiento de Liberación Homosexual (MOVILH), describe el proceso de avance y de apertura hacia la realidad homosexual en Chile –que él caracteriza como favorable e irreversible. Tras años de lucha, asegura con optimismo que una ley de regularización de uniones entre personas del mismo sexo es posible en Chile.
En el mes de Junio del año 2003, entró al Congreso chileno el Proyecto de Fomento por la No Discriminación y Contrato de Unión Civil entre Personas del mismo Sexo. Ésta fue redactada por el MOVILH. La iniciativa contó con el patrocinio de 19 diputados de distintos partidos políticos con la excepción de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Con el proyecto se ha logrado instalar, bajo condiciones culturales caracterizadas por Jiménez como de progresiva apertura, el tema homosexual. El III Informe Anual Sobre Derechos Humanos De Las Minorías Sexuales Chilenas: 2004, publicado por el MOVILH en junio de este año documenta el descenso continuo de los índices de homofobia entre los ciudadanos. El mismo informe señala que “hoy existe un contexto sociocultural para avanzar en el reconocimiento de derechos e igualdad ante la ley para las personas gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros y transexuales”. Este contexto, según Jiménez, posibilitaría la instalación de una plataforma concreta para el reconocimiento de derechos de las personas homosexuales.
Resistencias transversales
En 1991 nace el MOVILH. Con una clara orientación política, su objetivo era “reivindicar los derechos humanos de manera integral de la población homosexual y transgénero”. La gran primera aparición de las personas homosexuales, tiene ocasión en el primer aniversario de la publicación del Informe Rettig, sobre las violaciones de derechos humanos cometidas en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. La conmemoración congregó a distintas organizaciones y agrupaciones de derechos humanos. En la configuración de la marcha se vio plasmada la brecha que existía entre el movimiento por los derechos humanos y el incipiente movimiento homosexual, que a rostro cubierto debió enfrentar un inesperado rechazo: “mientras caminábamos, había una cuadra de distancia entre nosotros y ellos, y cada vez que nosotros nos acercábamos a ellos, ellos se separaban. Qué tienen que ver los homosexuales con los derechos humanos”, se cuestionaba. El MOVILH tradicionalmente ha sido asociado a la izquierda popular. No obstante, Jiménez señala que en la actualidad existe una diversidad que se nutre desde distintos sectores económicos, que no necesariamente representan la ideología de la izquierda.
La percepción del líder del MOVILH es que un amplio sector de la población homosexual se siente identificado con las acciones que este lleva a cabo por los derechos de las personas homosexuales. Eso no significa –advierte– que dicha simpatía se traduzca en una participación concreta y continua.
En sus primeros años, el movimiento se centró fundamentalmente en dar cuenta de las formas en las que operaba la discriminación hacia las personas homosexuales y colocar el tema en una agenda pública. Concretamente una de las primeras tareas que se impone el movimiento es la despenalización de la sodomía, con la derogación del artículo 365 del Código Penal, que establecía penas de cárcel a las relaciones entre hombres, aunque estos fueran mayores de edad y las mismas se dieran con mutuo consentimiento. Este gran hito fue posible gracias a una extensa red de contactos que se establecieron con núcleos influyentes. “Se logró que algunos candidatos al parlamento firmaran un compromiso para la derogación de la sodomía. La mayoría de los parlamentarios resultaron electos y, apenas estaban en el congreso, les cobramos la palabra. Eso no fue fácil, porque el gobierno de la concertación no lo tenía dentro de sus planes de gobierno, además de una resistencia transversal que venía desde la derecha hasta la democracia cristiana, pasando por el PPD. Por lo tanto la iniciativa para derogar la sodomía también debía ser transversal”.
Desde sus comienzos el MOVILH ha tenido los derechos humanos como trasfondo de todas sus acciones: “Nosotros siempre entendimos que la discriminación, la segregación y la desigualdad ante la ley de que son objeto los homosexuales en Chile son violaciones fundamentales de los derechos humanos. Por ejemplo, en el caso de los travestis que son asesinados por su travestimo, es su derecho a la vida que está siendo violado. Pese a no ser la más idónea, la Constitución establece que todos los chilenos somos iguales ante la ley. La discriminación por género, sexo, raza, son violaciones graves de los derechos humanos.”
En la actualidad, el MOVILH tiene como objetivo “visibilizar la realidad de los gays, lesbianas bisexuales, transgéneros y transexuales en los espacios públicos y privados, trabajar en favor acciones jurídicas, legislativas, culturales, sociales, policiales que terminen con la violación a los derechos humanos de las minorías sexuales, establecer contactos con líderes políticos, sociales y académicos y participar de diversos foros de discusión.” Es por ello que, desde el movimiento, lo homosexual es sólo una denominación y no implica que se reconozca una comunidad tal”. De hecho Jiménez es contrario a la denominación que intenta englobar a la diversidad sexual bajo las siglas de GLTB, plantea que el lenguaje debe ser claro y transparente de modo de dar mayor comprensión sobre la realidad homosexual a las personas.
El Proyecto de Unión Civil
Chile se suma a una serie de iniciativas similares desarrolladas en varios países de América Latina, como Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú, donde existen proyectos tendientes a regularizar las uniones entre personas del mismo sexo. El proyecto de Unión Civil entre personas del mismo sexo viene sin duda alguna a consolidar una lucha sostenida por el MOVILH. La iniciativa tiene como por objeto regular la unión de las parejas homosexuales en Chile. El MOVILH plantea el “adecuarse a los avances científicos y legales existentes a nivel mundial y nacional en relación a los derechos humanos de las minorías sexuales” como una las características definitorias del proyecto. Éste es el único existente en Chile en la materia, y se propone como parte de los esfuerzos del Estado Chileno por aminorar o eliminar todas las formas de discriminación arbitraria e ilegal. Esto ha quedado explicitado en el programa “Tolerancia y No Discriminación”, dependiente de la División de Organizaciones Sociales (DOS) del Ministerio Secretaría General de Gobierno de Chile. El Programa es destacado como uno de los grandes avances en materia de políticas públicas en pro de la eliminación de la discriminación hacia las personas homosexuales.
El Proyecto de Ley de fomento de la no discriminación y contrato de unión civil entre personas del mismo sexo cuenta con antecedentes documentados desde diversas fuentes; hallazgos científicos, resultados de encuestas a nivel nacional, los distintos tratados que ha sucrito el gobierno de Chile en el ámbito de la tolerancia y la no discriminación, y también en la convicción de que la sexualidad, cuales sean sus versiones, es un ámbito de la vida de las personas que corresponde a lo privado. La iniciativa propone una protección legal de las familias constituidas entre personas del mismo sexo, siempre y cuando sus miembros cumplan los requisitos establecidos por la ley y deseen acogerse al régimen patrimonial que se establece.
Temas pendientes
No obstante, subsiste la desigualdad con las parejas heterosexuales. La iniciativa de ley es clara al señalar la no posibilidad de acceso a los derechos y beneficios que las leyes civiles contemplan para las personas unidas por vínculo matrimonial, ni faculta para asimilar este régimen con el de matrimonio. Por ello no es posible que las parejas opten conjuntamente por la adopción de menores.
Rolando Jiménez es optimista. Señala que las ganas de luchar y los contextos de apertura mundial y particularmente los regionales, favorecen a la comunidad homosexual, y que en el contexto político hay un trasfondo que conduce al respeto de la diversidad cultural. De otra forma nos mantendríamos al margen de las tendencias en la región. Con ese trasfondo, el MOVILH se propone una agenda política que incluya el establecer compromisos con los candidatos y la candidata a la presidencia de la república, la derogación del artículo 373, el apoyo y vigilancia del proyecto de ley de unión que espera en el congreso. Efectivamente, el terreno avanzado en la temática de la homosexualidad permite a Jiménez asegurar con optimismo que la cerca se corrió, y que el contexto de apertura mundial es un escenario ineludible para las autoridades actuales y las que vendrán.