Se escuchan en Chile cada vez más voces que demandan de la escuela nuevos roles y responsabilidades: mediación en casos de violencia, educación en sexualidad y afectividad, respeto por la diversidad y los derechos humanos. Sin embargo, se presenta una paradoja a la hora de responder a esas demandas: faltan docentes formados para satisfacerlas. En un tema tan sensible como la educación sexual, las universidades que forman profesores no incluyen estos temas en sus planes de estudio, a pesar de estar contemplados en las políticas del Ministerio de Educación.
El curso piloto de educación a distancia “Género y sexualidad: competencias para la docencia”, recién inaugurado en Chile, es una experiencia única en el país. Su objetivo es entregar a estudiantes de pedagogía en educación general básica herramientas para debatir transversalmente las temáticas de género, sexualidad y diversidad.
La iniciativa se enmarca en un convenio de colaboración entre el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos (CLAM), el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) y la Universidad Arturo Prat (UNAP). El curso tiene como modelo al Curso Piloto de Educación a Distancia “Género y Diversidad en la Escuela” desarrollado en Brasil mediante una colaboración entre el CLAM, el Gobierno del Brasil y el British Council. Los contenidos han sido adaptados a la realidad nacional por especialistas chilenos en género y sexualidad y el curso está siendo implementado por expertos/as en el área pedagógica de educación a distancia.
Cerca de 160 alumnos de la UNAP, provenientes de las ciudades de Santiago, Iquique y Victoria, se inscribieron y ya participan activamente de la plataforma virtual, intercambiando experiencias e inquietudes en la materia.
Teresa Valdés, investigadora de CEDEM y Coordinadora General del curso chileno, considera a esta una iniciativa inédita, que “permitirá evaluar las potencialidades y dificultades de abordar la formación de jóvenes docentes en género y sexualidad con la ayuda de las nuevas tecnologías en comunicación”. La experta explicó que el curso interioriza y ayuda a reflexionar a los futuros profesores acerca de conceptos como el género, la sexualidad y los derechos sexuales y reproductivos, de manera que cuenten con herramientas que les permitan guiar a sus alumnas y alumnos en las discusiones y actividades que se desarrollan en las aulas.
Horacio Sívori, Coordinador Regional para la Región Andina y Cono Sur del CLAM, se refirió al aula como lugar privilegiado para motivar cambios que, por extensión, pueden alcanzar a toda la sociedad. Según el experto, “La responsabilidad de transmitir valores éticos que orienten el desarrollo de la ciudadanía forma parte de la función social del docente. La relación docente-alumno se ve reforzada cuando se abordan temas subjetivos de modo claro, seguro y no estereotipado. Sin embargo, la formación regular de las y los docentes aún no ofrece una capacitación adecuada para abordar estos temas en el cotidiano de la escuela. El curso promueve una actitud crítica y reflexiva en los éticos suscitados al considerar la sexualidad como una cuestión cultural, política y de derecho.”
Las palabras de Valdés y Sívori se ven corroboradas por los resultados del estudio «Sexualidad Adolescente», encargado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM), publicado recientemente en Chile. A través de ese estudio, que constó de una encuesta y entrevistas con 239 alumnas de 13 a 17 años, realizado en ocho colegios capitalinos, se pudieron conocer las percepciones y creencias de las jóvenes acerca de la sexualidad, sus fuentes de información e intereses, y con quiénes conversan del tema.
Los resultaron revelaron que las niñas tienen alto interés en saber sobre sexualidad; sin embargo, el 69% de las entrevistadas declaró que en sus colegios no existen programas ni clases sobre sexualidad, siendo que el 83% de ellas considera muy importante tenerlas.
«El colegio trata de tapar esos temas, no nos hablan de eso. No se habla de lo que pasa interiormente, las sensaciones», fue una de las tantas respuestas recogidas en los grupos focales de la investigación. Cuando se trata de aclarar dudas sobre sexualidad, el 49% recurre a las amigas y el 39% a las madres. Sin embargo, la progenitora es la fuente más apropiada de información para un 64% de las encuestadas, mientras que para el 74% el colegio es el mejor medio para buscarla.
Queda en evidencia que cuando existen creencias arraigadas en las dinámicas y comportamientos culturales, tales como la discriminación hacia las minorías sexuales –cuestión analizada en el curso– la educación se transforma en una de las principales herramientas para terminar con aquellas prácticas.
En tal sentido Teresa Valdés argumenta que la cultura es algo que está en continuo cambio; “cada vez que tratamos de incorporar nuevas visiones, nuevos elementos, estamos tratando de mejorar esa cultura, hacerla más adecuada a lo que pensamos que debe ser el país, a lo que pensamos que tienen que ser la vida de las personas. Debemos intentar influir en la cultura para que esta aborde un camino respetuoso de la diversidad, de los derechos humanos de las personas, del reconocimiento del otro como un igual. Esto significa ser exigente, pero también respetuoso”, explica.
Hablar de la sexualidad y de sus múltiples representaciones debe dejar de ser un tema tabú en nuestra sociedad, aún cuando todavía haya personas que crean que hablar de estos temas lleva a la crisis de la familia, a la pérdida de valores. “Al final son ciertos sectores, no podemos generalizar, pero sin dudas lo más grave es no hablar, no abordar estos temas; no hacerlo tiene consecuencias mucho más negativas”, puntualiza la Coordinadora general del curso para Chile.
En tanto, el Coordinador del CLAM para la Región agrega que “al discutir cuestiones de género y sexualidad con los/as futuros/as profesores/as de Chile, buscamos contribuir –aunque sea modestamente- con la escuela en su misión formadora de personas dotadas de espíritu crítico y de instrumentos conceptuales para que se posicionen equilibradamente en un mundo de diferencias y de infinitas variaciones. Personas que puedan reflexionar sobre el acceso de todos/as a la ciudadanía y comprender que, dentro de los límites de la ética y de los derechos humanos, las diferencias deben ser respetadas y promovidas y no utilizadas como criterios de exclusión social y política”.
En su dinámica metodológica, el curso consta de una primera fase presencial, ya realizada durante septiembre. En esa oportunidad los participantes pudieron interiorizarse personalmente al respecto de las características, objetivos y metodologías del curso. Además se encontraron en un ambiente propicio para discutir estos temas y plantear las dudas a los expositores. Al mismo tiempo, se facilitó la familiarización de los estudiantes con la plataforma virtual, modalidad que tendrá el curso en los próximos tres meses.
Finalmente, al introducir la temática en la formación inicial de profesoras y profesores para que respondan a los nuevos retos de la sociedad del conocimiento, la iniciativa se torna una contribución importante al Plan Nacional de Educación en Sexualidad y Afectividad del Ministerio de Educación (MINEDUC). Será también una instancia para promover un/a profesor/a creativo/a, dotado de nuevas estrategias de enseñanza y con una visión comprometida, crítica, reflexiva y preocupada por el desarrollo ético de las personas, que incluya integralmente la consideración de estos temas.