El 11 de diciembre de 2005, por primera vez en la historia de Chile, una mujer obtuvo la primera mayoría en las elecciones presidenciales. Michelle Bachelet deberá enfrentarse en una segunda vuelta al candidato de Renovación Nacional (partido de derecha liberal) Sebastián Piñera.
Durante la campaña, los cuatro candidatos, los mencionados Bachelet y Piñera, así como el derechista Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido heredero de la dictadura, y Tomás Hirsch, del Pacto de Izquierda Extraparlamentaria, se vieron enfrentados a preguntas para ellos difíciles, de la prensa chilena, sobre los que han sido llamados “temas valóricos”. Cada vez que un periodista quería complicar a un candidato o a la candidata, preguntaba acerca de la pertinencia del matrimonio homosexual, de la anticoncepción de emergencia, del aborto terapéutico. La complicación radicaba en el equilibrio que cada candidato debía mantener respecto de lo que resulta aceptable decir en público.
Si consideramos los programas de gobierno, el de Bachelet aborda la situación de las minorías sexuales y expone la necesidad de erradicar todo tipo de discriminación, incluida la de orientación sexual, y de contar con una ley de unión de hecho, independiente de la composición de las parejas. Propone también incluir en las mallas curriculares el respeto hacia las minorías sexuales y crear, al interior del Ministerio de Educación, una instancia de protección y asistencia para los alumnos y alumnas discriminados por su orientación sexual o identidad de género.
El programa de Piñera, por su parte, no contempla en particular a las minorías sexuales, mencionando solamente la importancia de las libertades económicas, la movilidad social, la libertad de expresión, de asociación, de culto y la no discriminación.
En una entrevista concedida a “El Periodista” el 8 de abril de este año, Bachelet planteó su postura con respecto a la anticoncepción de emergencia y al aborto terapéutico. Recordemos que Chile es uno de los escasos países en el mundo donde el aborto está absolutamente prohibido –incluso cuando la vida o salud de la mujer está en riesgo. Al respecto, la candidata señaló: “El aborto terapéutico se instaló en Chile en los años 40 y luego se mantuvo durante el gobierno de Frei Montalva, Allende e, incluso, hasta fines del régimen militar. El sentido era disminuir la mortalidad materna. En el año 2004 se produjeron 43 muertes maternas en Chile y tengo un grupo de personas estudiando las causas para ver si hubo alguna que falleció porque el aborto terapéutico no estaba permitido en nuestro país. La medicina ha avanzado y hay que mirar si lo que ayer fue válido sigue siéndolo plenamente hoy. Creo que para tomar una decisión de salud pública uno no puede basarse en las creencias personales de los presidentes o los candidatos, sino en la evidencia científica.”
Bachelet manifestó también su desacuerdo con que la anticoncepción de emergencia se entregue solamente en casos de violación: “Me jugué, como ministra de Salud, para que estuviera en Chile y se pudiera comercializar. Debe ser bien usada. Yo creo que estamos en una segunda etapa. Las mujeres que tienen recursos en Chile pueden adquirirla. Coincido entonces con Antonio Infante, en que es importante mirar cómo se introduce igualdad de oportunidades frente a la píldora del día después. Lo que sí creo también es que, así como el uso aparece reducido para mujeres con violación, también me parecería una exageración dárselo a una niña de 12 años sin acompañamiento de sus padres. Debe darse de manera más equitativa, con información adecuada.”
Al respecto de los mismos temas, Piñera sostuvo, el 17 de octubre ante el mismo medio:
“Creo en el valor de la vida. Soy católico y creo que Dios es el único que tiene poder para dar vida y, por tanto, el único que tiene derecho a quitarla y en consecuencia soy contrario a cualquier formula de aborto. Soy partidario de reconocer la unión civil entre personas del mismo sexo, en todo lo que se refiere a derechos civiles como salud, herencia, previsión, etc. Pero creo que la palabra matrimonio debe reservarse para la unión entre un hombre y una mujer, porque eso es de su esencia. Soy partidario de una sociedad más abierta, más pluralista, en que tratemos de convencernos mutuamente de los valores y principios más que de imponerlos por la fuerza.”
Durante las próximas semanas Bachelet y Piñera deberán esforzarse por conquistar los votos menos “duros”. Piñera está contando con los partidarios de Lavín. Bachelet espera lo mismo de los ciudadanos que votaron por Hirsch. La dificultad para Piñera es sostener un discurso que se mueve entre las aguas más liberales de la centroderecha y las ultraconservadoras de los seguidores de Lavín. En lo que a temas “valóricos” se trata, ese es un territorio pantanoso, difícil de transitar. Difícil tarea la de atraer el apoyo de personas que, en estos temas, pueden pensar de manera contrapuesta.
Para Bachelet el desafío es plantear con más fuerza sus posturas respecto del aborto terapéutico, de la anticoncepción de emergencia, y de los derechos de las minorías sexuales, confiando en que quienes votaron por ella no solamente esperen mejores indicadores macroeconómicos, sino también transformaciones en cuestiones vinculadas a la defensa amplia de los derechos humanos, entre los cuales cuentan, cada vez más, los derechos sexuales y reproductivos.