CLAM – Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos

Fazendo movimento

¿Cuáles son nuestras miradas sobre la opresión sexual y cómo se la enfrenta en nuestras países?, ¿de qué tratan nuestras visiones políticas de cambio y organización?, ¿cuáles son nuestras diferencias y cómo se construye movimiento político desde ellas? Estas fueron algunas de las preguntas que concentraron los intereses y motivaron las discusiones entre ocho organizaciones de América Latina y el Caribe reunidas el 3 de febrero en Lima.

Fue una noche de opiniones y reflexiones frente a contextos de cambio, posibilidades de avances, dificultades y retos, pero sobre todo de trabajo comprometido por parte de organizaciones provenientes de Bolivia, República Dominicana, Ecuador y Perú que luchan para fortalecer el movimiento por los derechos sexuales y contra la opresión de género de lesbianas y trans (transgéneros, transexuales y travestis), en sus respectivos países.

Un evento público convocado el 3 de febrero brindó la oportunidad de compartir con otros grupos e instituciones peruanas y la prensa lo discutido por las organizaciones reunidas en Lima desde el 29 de enero, invitadas por la Fundación Lésbica por la Justicia, Astraea.

El objetivo fue dar a conocer los contextos de cada país en materia de derechos sexuales y las propuestas de cada grupo desde una perspectiva política y crítica. Este evento público fue organizado y coordinado por las organizaciones peruanas que participaron del evento: LIFS (Lesbianas independientes feministas socialistas) y La Mestiza Colectiva.

La necesidad de radicalizar la propuesta feminista y el lesbofeminismo al interior de las organizaciones fue otro punto de encuentro que enriqueció las discusiones, así como la decisión de hacerla expansiva a otras personas y movimientos sociales donde el feminismo, el lesbianismo y la libre identidad de género todavía son vistos como asuntos poco relevantes o minoritarios en sus agendas. Dentro del movimiento LTGB aún se observan relaciones de poder y jerarquía. Las organizaciones son críticas, especialmente con la hegemonía gay dentro del movimiento, cuestionando las prácticas que reproducen el patriarcado, el machismo y la misoginia en su interior.

Uno de los rasgos que caracteriza a las agrupaciones participantes del encuentro es su énfasis en la autonomía política de sus propuestas, así como una crítica de lógicas de financiamiento que inciden en el establecimiento de agendas y perspectivas. La mirada política y la voluntad transformadora son el motor. Un motor que se autodenomina feminista, aún con visiones diferentes sobre lo que significa hacer política feminista.

Si bien este encuentro pareció plantear implícitamente la creación de una agenda regional, ese no fue su objetivo principal. Como expresó Tatiana Cordero –del Taller de Comunicación Mujer– durante el evento público, lo que se hizo en esos días de encuentro fue recoger reflexiones del trabajo realizado en los distintos países y colectivos. Se identificar la necesidad de profundizar la inserción en las realidades locales y de investigar para conocer más, así como también profundizar la reflexión política desde el feminismo.

De cara al Estado, cada país y sus movimientos sociales presentan diferencias en sus procesos y sus estrategias. En República Dominicana, las representantes de Tres Gatas y Transsa, Mirla Hernández y Marlene-Cristhian Benedeck, explicaron que la ausencia de una ley contra la discriminación sexual perpetúa la situación de vulnerabilidad para las personas LTGB, haciéndose urgente la concreción de medidas que mejoren esta situación.

Por su parte, La Familia Galán, de Bolivia representada por Dana Galán, recalcó la importancia del trabajo realizado por el movimiento feminista autónomo, las instituciones feministas y el movimiento trans, en los cambios logrados en esta nueva constitución política boliviana. Julieta Paredes, de la Asamblea Feminista y Comunidad Mujeres Creando, comentó que la apuesta es por el trabajo de diálogo y de incidencia política en el proceso constitucional, vital y enriquecedor en el fortalecimiento de la democracia. “No se trata sólo de establecer demandas, sino de incidir cada vez más en el cambio de imaginarios”, enfatizó Paredes. Apostar por el proceso político en Bolivia, dijo, implica hablar a las claras de fundamentalismo y fascismo, de la presencia de la Iglesia copando espacios de concertación, y de estar atentas ante un fundamentalismo esencialista andino.

Tatiana Cordero, del Taller de Comunicación Mujer, también señaló que en Ecuador los logros obtenidos en la constitución son producto de luchas y mucho trabajo realizado durante diez años. No obstante, las mujeres lesbianas y las lesbianas feministas demandaron por otros derechos que no fueron incluidos, como la despenalización del aborto y la igualdad económica, lo cual muestra que el proceso de cambio es lento y sobre todo que la transformación social no se agota en la ley.

La necesidad de espacios de discusión y de interrelación políticos se hace crucial para construir movimiento en Latinoamérica, como queda demostrado en este encuentro. El aprendizaje es constante y sobre todo, colectivo. Es también renovador y gratificante, ya que el activismo político demanda no sólo ideas y voluntad, sino trabajo emocional que resulta indispensable, expresaron las participantes del encuentro.

Vínculos políticos para futuros intercambios de trabajo han sido trazados de ciudad a ciudad. Una mayor conciencia de luchas y opresiones conectadas y la búsqueda constante de hacer del trabajo político una actividad creativa y contestataria, son alicientes para el movimiento político de la diversidad sexual en América Latina.

Participaron los siguientes:

Comunidad Mujeres Creando – Asamblea Feminista: actúa como espacio político-colectivo y reúne movimientos feministas y activistas individuales de toda Bolivia -la mayoría mujeres indígenas- alrededor de la educación política y el debate. Tiene una larga trayectoria lésbico-feminista en la región.

Colectivo de investigación-acción en derechos trans Familia Galán: una de las organizaciones trans más activas en Bolivia que trabaja por la transformación radical de las concepciones y prácticas del género y la sexualidad, principalmente a través de una propuesta artístico-cultural.

Tres Gatas: actualmente, la única organización lésbica con una actuación sostenida en República Dominicana que desarrolla esfuerzos por construir organización y movimiento lésbico arraigados en las políticas feministas. Su trabajo se ha enfocado en actividades que promuevan el intercambio político y el desarrollo de creatividades y auto-expresión.

Trans Siempre Amigas (Transsa): lucha en República Dominicana por mejorar las condiciones de vida de la población trans cotidianamente discriminada, a través de la socialización y desarrollo de liderazgos constantes entre la comunidad.

Fundación de Desarrollo Integral CAUSANA: organización comprometida con la laicidad y una real ciudadanía para Ecuador. Trabaja por promover la participación política de personas LTGB, educación sexual y la vigilancia en derechos humanos. Ha participado activamente con otras mujeres lesbianas en el reciente proceso de revisión constitucional en el Ecuador.

Taller de Comunicación Mujer: una de las organizaciones ecuatorianas más conocidas y con más trayectoria en el país. Ha participado en la realización del primer tribunal regional por los derechos económicos, sociales y culturales de la mujer en la región andina, teniendo un liderazgo clave en los movimientos feminista, lésbicos y trans en Ecuador. Lesbianas independientes feministas socialistas-LIFS: colectivo peruano que busca fortalecer el movimiento lésbico feminista a nivel nacional, participando en acciones y debates con otros movimientos que busquen luchas conectadas, promoviendo la participación política de las mujeres lesbianas.

La Mestiza Colectiva: trabaja para crear movimiento feminista, especialmente entre las/os jóvenes, a través de educación política, acciones colectivas, espacios de intercambio de experiencias, y la publicación de una revista feminista del mismo nombre.

Por Arón Núnez-Curto Sifuentes – Activista feminista y antropólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.