CLAM – Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos

Pelos direitos individuais

En Colombia la violencia política genera situaciones de particular vulnerabilidad. Ángela González habla de un proyecto innovador en VIH-sida y derechos con jóvenes colombianos víctimas del desplazamiento forzado. Un proyecto clave entre las acciones del Fondo Global de lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis (conocido como “Fondo Global”) en ese país, propone desarrollar “una respuesta intersectorial en Salud Sexual y Reproductiva, con énfasis en prevención y atención a las ITS-VIH-SIDA, con jóvenes y adolescentes residentes en comunidades receptoras de población desplazada”.

Ángela González, gerente del proyecto, habla sobre los avances, logros y dificultades del desarrollo de esta iniciativa coordinada por el Mecanismo Coordinador del Fondo Global en Colombia.

En otros países de América Latina se ha trabajado más con HSH (hombres que tiene sexo con hombres) y personas que realizan trabajo sexual, por ejemplo. En el caso de Colombia, es importante recordar por qué el desplazamiento forzado es no sólo en sí un problema de importancia, sino también en términos de la epidemia del VIH/sida.

El foco en jóvenes en contexto de desplazamiento responde a varios motivos: primero, escoger una población vulnerable específica con la que pudiéramos trabajar y poder presentar resultados de impacto. En segundo lugar, con esta población no se había desarrollado anteriormente un programa de intervención en prevención de Vih/sida. En tercer lugar, en que en los últimos años el numero de jóvenes comprometidos por la epidemia es cada vez mayor, muy cercano al 40%. Eso, en general, para el país.

Pero la apuesta del proyecto es trabajar con jóvenes en contexto de desplazamiento. Aunque no existen estudios que demuestren más casos de VIH en esta población, la situación es reconocida como violación de derechos humanos, incluidos los derechos sexuales y reproductivos. El proyecto también nos permitirá conocer mejor este problema. Entre los factores de vulnerabilidad asociados a la situación de desplazamiento están el desarraigo, la pérdida de redes sociales, la desvinculación al sistema educativo. A esto se agrega que las personas desplazadas llegan a los sitios de mayor pobreza, con graves problemas de violencia y muy pocas o nulas ofertas de desarrollo.

Otro problema es la situación de las personas que viven con VIH y sida en zonas de conflicto.

En esos sitios, los jóvenes están siendo amenazados permanentemente por los grupos armados instalados dentro de la zona urbana. Que los grupos armados accedan a información acerca de los resultados de pruebas de VIH puede convertirse en un riesgo para los jóvenes. Esa preocupación nos ha llevado a replantear en algunos de los municipios la estrategia de toma de muestras.

En estas situaciones de conflicto armado tan importante, donde se enfrenta diariamente la amenaza de reclutamientos forzados, “limpieza social” (estrategias de algunos grupos para “limpiar la zona” de pequeños ladrones, expendedores de drogas y de paso líderes juveniles o movimientos que resisten a su presencia) y confinamiento, la prioridad es preservar la vida y tener otras opciones. Realmente, el interés de hacerse una prueba de VIH no es tan importante.

 Generalmente las intervenciones de prevención en HIV/sida con jóvenes se centran sólo en información sobre anticoncepción y prevención de infecciones de transmisión sexual. Sin embargo el enfoque de este proyecto está en los derechos sexuales y reproductivos, en un marco más amplio de desarrollo social.

El proyecto del Fondo Mundial en Colombia tiene un enfoque de protección e inclusión social de los jóvenes en contextos de desplazamiento forzado. Se trata de contextos reconocidos como situaciones de alta vulnerabilidad. Lo que proponemos es introducir el ejercicio de los derechos a través de un programa de información, de empoderamiento, que ofrezca opciones en sus vidas para convertirse en un mecanismo de protección en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y VIH/Sida. Ese es el enfoque que planteó el MCP (Mecanismo Coordinador de País) al redactarlo y es la apuesta que venimos desarrollando en los espacios locales, influyendo en la priorización de los jóvenes en los planes de desarrollo local.


¿Qué aporta este proyecto a las experiencias de trabajo en VIH-sida en América Latina?

Nuestro proyecto de país es reconocido como innovador por su enfoque y por su elección poblacional. Trabaja desde una perspectiva preventiva y a la vez de inclusión social y desarrollo. Para dar un panorama general de los proyectos en el mundo, solamente el 5% de los del Fondo Mundial están dirigidos a niños y a jóvenes; en América Latina es el nuestro es el único. El resto de los proyectos están dirigidos a población adulta y a temas de atención y tratamiento, los duales también son muy importantes, pero es deseable trabajar en ambos frentes.

Esta perspectiva es todo un reto en la cuestión del monitoreo y la evaluación. A veces no hemos sido muy bien entendidos porque no podemos presentar resultados importantes de proceso e impacto, ya que los indicadores están previstos especialmente en términos de acceso al tratamiento y a la atención. Creo que poco a poco ha habido una comprensión cada vez mayor y el proyecto ha sido reconocido como innovador en términos de propuesta y debido a la participación intersectorial tan importante.

Un logro y un aprendizaje fundamental es que, desde ese enfoque, hemos hecho posible que sean muchas organizaciones de base, organizaciones no gubernamentales y organizaciones civiles en los municipios quienes están ejecutando el proyecto. Muchas organizaciones que nunca antes tuvieron que ver con la prevención del Sida han venido a trabajar en el proyecto desde la perspectiva de los derechos, de la educación, del trabajo con jóvenes, del trabajo comunitario. Hemos logrado procesos de capacitación para apoyarlos en su trabajo, para que en los municipios haya más personas y organizaciones trabajando en prevención de Sida y en salud sexual y reproductiva. Nuestra apuesta de un proyecto participativo no es solamente retórica, en su operación ha sido realmente así. Obviamente esto ha sido mucho más difícil.

Ahora, lo más significativo es el protagonismo de las y los jóvenes. Puede sonar pretencioso decirlo en la mitad de la ejecución del proyecto, pero yo siento que hay una participación de los jóvenes que es real y concreta, desde los programas de formación y desde el acceso a los emprendimientos de desarrollo juvenil. Ellos mismos están diseñando sus proyectos y está diciendo cuales son las opciones de vida que ellos quieren. Así se ha ampliado la gama para muchas posibilidades culturales, económicas y sociales.

Ese es el principal logro del proyecto: dejar un patrimonio de jóvenes empoderados y con opciones, en contextos que son muy hostiles. A su vez esto se une a la contribución del fortalecimiento de una red de servicios de salud en prevención y atención en VIH y sida.


Pero este fortalecimiento no sólo beneficia a los jóvenes.

Exactamente. Es un beneficio para el país, ya que se están fortaleciendo y estableciendo servicios de salud sexual y reproductiva en los municipios, con personal capacitado para hacer una asesoría pre y post test y articular su trabajo con instituciones de segundo nivel. Creo que ese fortalecimiento de la red para la atención del VIH es muy importante para que los jóvenes puedan seguir accediendo a la misma. El tema es lograr una institución capaz y fortalecida, que además sea capaz de comprender la imposibilidad de atender integralmente el problema sin la articulación con las instituciones de salud departamentales y, en el municipio, con organizaciones que no pertenecen al campo de la salud.

Un reto que permanecerá en agenda es el trabajo con autoridades locales. Bien o mal, las autoridades han sido sensibilizadas al tema, pero es una labor a largo plazo. Pienso que la prevención en VIH se ha ido posicionando desde una perspectiva de derechos, desde un trabajo intersectorial que ha sido recibido en las agendas políticas de algunos de los mandatarios. Esto, sin embargo, requiere un seguimiento y un trabajo continuo.




¿Cómo ha sido recibida en ese contexto la campaña “En todo tu derecho”? La cuestión de priorizar el derecho puede ser percibida como una amenaza.

Ha sido incluso difícil que las instituciones con que interactuamos entiendan que el enfoque del proyecto es la prevención en Sida y a eso nos referimos cuando hablamos de derechos y proponemos un trabajo intersectorial. Por ejemplo, el sector de la salud ha tenido una participación muy sectorizada frente al tema, y no podemos seguir trabajando de esta forma. Esta es una oportunidad para que ampliemos una repuesta, para que trabajemos con todos los sectores, y que realmente podamos realizar acciones desde la promoción de la salud y la prevención. Sin embargo, siento que los jóvenes han ido mucho más allá que las instituciones y, por supuesto, que las autoridades.

En medios masivos se ha desarrollado una campaña muy interesante, cuya culminación fue un emocionante evento donde las y los jóvenes tomaron la palabra, hablaron de sus derechos, de los cuidados que deben tener y de sus sueños y proyectos de vida.

El lema de la campaña es “En todo tu derecho”, porque son ellos -los jóvenes- quienes tienen la palabra para decidir; tienen en sus manos la posibilidad de estar informados, de tomar las decisiones que quieren para sus vidas. En este ejercicio de derechos en las ofertas del proyecto hemos obrado con un enfoque de absoluta libertad. Por ejemplo, tomarse una prueba de VIH contando con información es una opción completamente libre. En las instituciones de salud donde vamos a trabajar, los jóvenes pueden decidir, reconociendo su vulnerabilidad y sus riesgos, tomarse una prueba o no. Estamos construyendo una red de atención que permita ofrecer a los jóvenes toda la confidencialidad para esa toma de muestras y para tener servicios de consejería adecuados.

La campaña “En todo tu derecho”, entonces, resume ese enfoque del proyecto con el que nos hemos comprometido. Este lema fue decidido por los propios jóvenes, así como las demás piezas validadas en grupos focales conformados por ellos mismos: el comercial de televisión, los afiches y las manillas.

Aparte de esto se realizó el “Concurso en todo tu derecho”. Este fue una invitación a los jóvenes para participar a través de expresiones artísticas que signifiquen vivir ‘en todo su derecho’, frente a las decisiones de su vida, la protección de su vida y las elecciones que tomarán. Esas expresiones se presentaron en diversos formatos: literatura, poesía, música y artes visuales. Los ganadores tendrán la oportunidad de publicar sus trabajos en impresos (libros y postales) y en CDs y el ganador en música realizará un videoclip de prevención que se pasará por televisión.

¿Cuáles han sido los principales logros hasta este momento?

Hemos logrado, en unos lugares de manera más exitosa que en otros, una articulación intersectorial principalmente con el sector educativo y con el sector de la salud. Los ejecutores del proyecto, que hemos contratado en cada uno de los municipios se han articulado a ese trabajo, pero los contextos son muy diferentes. Podría decir que tenemos 48 proyectos diferentes, uno por cada municipio donde se a implantado el proyecto. En estas diferencias un rol fundamental lo juega la situación de violencia que ha impedido en algunos lugares un desarrollo ideal del proyecto.

En la mayoría de los contextos articulamos la respuesta de las instituciones de salud a las expectativas de los jóvenes y generamos servicos de salud sexual y reproductiva amigables para los jóvenes, atendidos por personas capacitadas, que permitan el ejercicio del derecho a acceder a una prueba. Hemos recibido el apoyo de otras instituciones para hacer un programa de formación en recursos humanos y lograr responder a este tema.

Volviendo al tema de las condiciones locales, nos hemos dado cuenta de que esa posibilidad de trabajar articuladamente en el desarrollo de servicios de salud y de atención integral en VIH no es factible en todos los contextos. Primero, porque muchos de los municipios donde estamos trabajando son localidades alejadas donde no hay acceso a servicios de salud. Hemos incluso pensado en unidades móviles que se acerquen a los jóvenes y donde se pueda dar el servicio durante un tiempo. Sin embargo, en alguna de estas localidades ese ejercicio de los derechos de los jóvenes plantea un dilema entre preservar la vida y promover prevención, es decir, que una estrategia preventiva como puede ser el acceso a pruebas de VIH, cuando estamos en zona de conflicto, puede ser un motivo de riesgo frente a los actores armados.

¿Cuál es el balance con relación a los derechos sexuales de las y los jóvenes?

La receptividad es enorme y tan comprometida y abierta que yo realmente nunca pensé que hubiese una repuesta tan clara, tan firme y tan necesitada por parte de los jóvenes, de hablar de estos temas, de encontrar un interlocutor, de sentir confianza con personas para hablar.

Ahora, por otro lado, la respuesta de los gobiernos locales es muy desigual, aunque haya que destacar que algunos han sido muy comprometidos, también hemos tenido problemas. Igualmente, las instituciones educativas y de salud siguen siendo muy rígidas y normativas.

El Fondo Mundial en Colombia

¿En qué consiste en Colombia el proyecto de país?

Es una oportunidad de desarrollo integral para 600.000 jóvenes y adolescentes, en respuesta al panorama del sida y la relación de éste con el desplazamiento forzado en nuestro país. El proyecto del Fondo Mundial en Colombia está financiado por el Fondo Mundial del Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria por un monto inicial de aproximadamente 3.5 millones de dólares y la posibilidad de extenderse hasta 2008 por un monto adicional de 5.2 millones de dólares. Este proyecto se lleva a cabo en 48 municipios del país, los cuales fueron seleccionados mediante dos criterios: alta concentración de población desplazada y alta prevalencia de casos reportados de VIH y Sida.

 La meta final del proyecto, después de cuatro años de ejecución es reducir la vulnerabilidad frente a las infecciones de transmisión sexual (ITS), el VIH y el Sida, de 600.000 jóvenes en contextos de desplazamiento, desde un enfoque integral de derechos humanos y de equidad de género. Para esto se han desarrollado tres objetivos: fortalecer tanto la coordinación y cooperación intersectorial e interinstitucional, como la capacidad de respuesta social al Vih y el Sida en los municipios receptores de población desplazada; fortalecer y cualificar la respuesta del sector salud y la comunidad educativa con relación a los servicios ofrecidos a la población juvenil y finalmente promover procesos de capacitación y de empoderamiento de la población juvenil entre 10 y 24 años en contextos de desplazamiento, para la adopción de comportamientos saludables, el ejercicio de una sexualidad responsable y la adquisición de habilidades para la vida que faciliten el desarrollo integral. Esto supone la inclusión de alternativas de mejoramiento de los entornos sociales y familiares.

Este proyecto parte del principio de que la coordinación y cooperación intersectorial e interinstitucional optimizan la utilización de recursos y son la base para la sustentabilidad de la lucha contra le VIH y el Sida. Por tal motivo promueve la participación de varios sectores e instituciones a nivel nacional, regional y local.

¿Qué es el Mecanismo Coordinador de País (MCP)?

El MCP es la instancia que dicta los lineamientos generales, políticos y técnicos para el desarrollo del proyecto del Fondo Mundial. Esto se produce en relación a la experiencia y mandato de cada uno de los miembros que conforman el mecanismo, en el marco del respecto hacia los derechos humanos de acuerdo al contexto político y legal del país. En él participan entidades gubernamentales y no gubernamentales, así como académicas y agencias de cooperación internacional. En Colombia el MCP está conformado por representantes del Ministerio de la Protección Social, el Ministerio de Educación Nacional, el Instituto Nacional de Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (PNUD), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre le Vih y el Sida (ONUSIDA), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC), la Asociación Pro-bienestar de la Familia Colombiana (PROFAMILIA), la Cruz Roja Colombiana, la Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida, la Red Colombiana de Personas que Viven con Vih y Sida (RECOLVIH), la Coalición de Líderes que Viven con Vih y Sida, la Fundación Henry Ardila, la Fundación Apoyo y Solidaridad y la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia.