Esta vez Carabineros y organizadores de la 9ª Marcha de Orgullo GLBTT 2007 coincidieron en algo: cerca de 15 mil personas llenaron las calles de Santiago exigiendo el respeto a los derechos humanos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros, travestis e intersexuales. Fue una de las más concurridas y masivas marchas de este tipo que se hayan realizado en el país.
Fue en ese contexto que cerca de cincuenta estudiantes, lápiz en mano, aplicaron la primera encuesta realizada en Chile durante una marcha GLTTBI. Se trata del proyecto de investigación que el CLAM viene promoviendo desde 2003 en las marchas del orgullo de varias ciudades de América Latina, en colaboración con el Centro de Estudios sobre Violencia y Ciudadanía de la Universidad Cándido Mendes – Rio de Janeiro, CESEC, y con los grupos activistas que organizan la marcha en cada una de las ciudades. En este caso, fue posible llevarlo a cabo gracias a la colaboración en Chile de un equipo de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica del Norte (Antofagasta) y del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales, MUMS, que encabeza la organización de la marcha.
Como un gran lunar multicolor en un paisaje al que le sobra uniformidad y le falta diversidad, Santiago se llenó de las tonalidades de los carros alegóricos, música de discoteca y bailarines de todo tipo. El ambiente festivo que suele distinguir esta marcha no opacó sus reivindicaciones: los derechos civiles de las minorías sexuales, el derecho a la identidad y la expresión de género y la exigencia al Estado y a la sociedad civil organizada de que se analice, discuta y apruebe leyes contra la discriminación con base en la preferencia sexual o expresión de género y de uniones sin distinción del sexo de los contrayentes.
Jaime Barrientos, Doctor en Psicología Social por la Universitat de Barcelona, docente de la Universidad Católica del Norte y responsable de la coordinación de la encuesta en Chile, comenta sus alcances y proyecciones.
¿Cómo surgió la idea de realizar por primera vez la encuesta de la marcha en Chile?
Comenzó a partir de una invitación del CLAM, hace dos años. Con Sergio Carrara y Horacio Sívori, comentamos la posibilidad de replicar en Chile la investigación que se estaba haciendo en el Brasil y en otros países, como la Argentina. Analizamos el contexto chileno, evaluamos posibilidades y dificultades y concluimos que aún era prematuro realizarla. A comienzos de 2007, surgió nuevamente la posibilidad y asumimos el desafío. Conversamos con Mauro Brigeiro, encargado de la coordinación del estudio en Colombia, con Daniel Jones, que coordinó parte del trabajo en Argentina, y con el equipo del CLAM (Paula Lacerda, Sergio y Horacio, que ya mencioné) y del CESEC (Greice Conceição, la estadística del equipo, y Silvia Ramos).
Para nosotros es muy interesante esta colaboración con el CLAM. Habíamos realizado investigaciones de caracterización de sexualidad y relaciones de género en la Universidad Católica del Norte, pero nunca habíamos hecho una intervención de este tipo, con encuestadores voluntarios y en alianza con organizaciones sociales. Desde el punto de vista de la investigación nos parecía un desafío interesante.
Fue así que coordinamos con el CLAM, nos reunimos con Fernando Muñoz y Anatolia Hernández del MUMS, e iniciamos conversaciones para llevarla a la práctica. Consideramos que con el apoyo del CLAM y del MUMS, que organiza la marcha, con nuestra experiencia en investigación social, podríamos sacar adelante la investigación. Creo que así ha sido.
¿Cuáles son los objetivos del estudio?
Al igual que en los países donde se ha realizado esta investigación –Brasil, Argentina y Colombia– buscamos estudiar el prejuicio, la discriminación y la intolerancia ejercidas por la sociedad. Queremos saber cómo las minorías perciben ese prejuicio: son o no son discriminadas, por quiénes son discriminadas. A su vez, dado que el estudio se realiza en el contexto de la marcha del orgullo, queremos conocer dimensiones vinculadas a la motivación para organizarse en la acción colectiva de las minorías sexuales.
Pero para nosotros también era importante un tercer objetivo que no es directamente el de la encuesta: probar si es posible trabajar con estudiantes de carreras de ciencias sociales no necesariamente vinculados al tema. Cuando asisten a la capacitación, discuten estos contenidos, asisten a la misma marcha, encuestan y se encuentran con una movilización de esa envergadura en torno de la diversidad sexual, estamos cumpliendo un objetivo importante para nosotros: sensibilizar a un grupo de estudiantes para realizar investigaciones de este tipo de manera voluntaria y probar si esto es posible. Generalmente en Chile las investigaciones sociales, a través de encuestas, se realizan con fines meramente utilitarios y se pagan. En este caso lo vimos más como una oportunidad de formación, tanto en la investigación como con relación a la diversidad sexual.
En esta oportunidad se convocó a estudiantes de diversas universidades, sobre todo de la zona central de Chile. Finalmente, cerca de cincuenta participaron activamente en la capacitación y el proceso de encuesta.
¿Cómo fue el impacto del público que participó en la marcha?
Por una parte, la respuesta de los estudiantes que participaron fue extraordinaria. La investigación misma, realizada durante la marcha, fue exitosa, desde mi punto de vista y de las otras personas que participaron organizando, tanto del movimiento, de la universidad, como del CLAM.
Por otra parte, la respuesta de las personas que participaban de la marcha a las y los encuestadores fue también muy positiva. Teníamos el gran temor del surgimiento de suspicacias o aprensiones de quienes participaban de la marcha al encontrarse con encuestadores que se acercaban a ellos en medio de su manifestación. Está claro que la marcha tiene otro objetivo, e interrumpirlo nos parecía un tanto complicado.
Sin embargo, la respuesta mayoritaria de la gente fue extraordinaria. Quedamos muy contentos. El MUMS, los estudiantes y el grupo que junto conmigo coordinó y realizó el estudio hicieron la misma evaluación.
Actualmente estamos en el proceso de la revisión de las encuestas. En total se aplicaron 536, sin embargo, estimamos la eliminación de unas 40 por problemas en la confección. El total rondará en torno a 450 – 480 encuestas válidas, que es un buen número para Chile, con una marcha más pequeña que la de otros países donde ya se ha realizado. La marcha de São Paulo, por ejemplo, tuvo 2 millones de personas, versus las 15 mil estimadas por Carabineros de esta marcha realizada en Santiago.
¿Qué se hará con los resultados de esta encuesta?
Buscando responder a los objetivos de la investigación, se redactará un informe que pretende convertirse en artículo científico. Por otra parte, se publicará un libro que, al igual que en otros países, recibirá el apoyo técnico y metodológico del equipo del CLAM/CESEC, quienes tienen la experiencia de los demás estudios realizados.
Como en las demás ciudades donde se aplicó la encuesta, uno de los principales aspectos de la publicación será una contextualización del tema de la marcha, y luego una descripción y caracterización de sus principales resultados, vinculados a la percepción de violencia hacia las minorías, así como algunas características de la movilización social y la acción colectiva. La idea es seguir un formato que permita hacer comparaciones con estudios hechos en otros países.
Probablemente, será editado acá en Chile por mi y Jimena Silva. En todas estas tareas colaborarán diversas personas e instituciones: los estudiantes Fabiola Gómez, Jimena Longueira, Susan Catalán y Patricio Meza, Fernando Muñoz y Anatolia Hernández, del MUMS. La idea es que cada cual pueda aportar en función de su especialidad y conocimiento.
¿Qué utilidad o significados anticipa que tendrán los resultados de esta encuesta para el movimiento por los derechos sexuales, en particular y hacia la sociedad chilena, en general?
Múltiples. Para el CLAM, evaluar regionalmente la situación de las minorías sexuales en América Latina. Para la UCN, profundizar la investigación en temas de sexualidad, especialmente el prejuicio en la sociedad chilena, línea que esperamos ahondar con otros estudios que realizamos sobre homofobia. A su vez, será una oportunidad para difundir los resultados en publicaciones de revistas nacionales e internacionales.
Para el MUMS, los resultados permitirán conocer y caracterizar el prejuicio que se ejerce hacia las minorías sexuales en Chile y así proponer acciones para revertir los niveles de homofobia, en el marco de la discusión de la ley antidiscriminación.